La Ley de Redes Digitales como solución al desequilibro de Internet

Bajo la temática de Libro Blanco de la CE, presentamos el tercer post de la serie donde analizamos cómo Internet ha evolucionado desde 1992, pasando de una red distribuida y simétrica, basada en peering gratuito, a una estructura comercial dominada por grandes proveedores de contenido. La Ley de Redes Digitales (DNA) busca restaurar este equilibrio y asegurar inversiones sostenibles.

La Ley de Redes Digitales como solución al desequilibro de Internet

Gonzalo López-Barajas Seguir

Tiempo de lectura: 7 min

En el mes de julio, iniciamos la serie titulada Libro Blanco de la CE, donde presentamos la contribución de Telefónica a la consulta pública del Libro Blanco. Como resultado de esta consulta, la Comisión presentará una propuesta legislativa, la Ley de Redes Digitales, que determinará el futuro de la Unión Europea y del sector de telecomunicaciones en la próxima década a través de un nuevo marco regulatorio.

El primer post analizaba la propuesta de futuro para el sector telco, el segundo post analizaba los nuevos retos a los que se enfrenta la nueva Comisión. En este tercer post abordamos el desequilibrio de Internet y la nueva oportunidad que se presenta para restaurarlo

El fin del Internet original

El Internet tal y como lo conocimos en sus orígenes, en 1992, ya no existe. Internet era una red distribuida, jerárquica, y con unos flujos de tráfico altamente simétricos. Los usuarios y proveedores de servicio se conectaban a las redes locales, que a su vez se conectaban a una red de nivel superior y así sucesivamente hasta las redes de más alto nivel o Tier-1.

Dentro del mismo nivel, las redes se intercambiaban el tráfico mediante acuerdos de peering, en el que basándose en una relación entre iguales en la que ambas se proporcionan mutuamente el mismo servicio, dándose acceso a sus respectivos clientes y redes de nivel inferior, intercambiando tráfico de forma altamente simétrica y con estructuras de costes similares, se establecía una liquidación gratuita de los servicios al considerar que el coste del servicio recibido era similar al ingreso generado por el servicio prestado al peer, acuerdos denominados como free peering.

El Internet de 1992 se ha transformado en un Internet comercial

Los proveedores de servicios y contenidos por Internet -CAPs- por un lado, y los proveedores de servicios de acceso a Internet y operadores de las redes por otro, mantenían una relación simbiótica en las que ambos se beneficiaban mutuamente del incremento de la demanda; a mayores servicios y contenidos disponibles, mayor demanda de acceso a Internet tenían las telcos, y cuantos más clientes tuviesen las telcos, más usuarios accedían a los servicios de las CAPs.

El Internet de 1992 ha dado lugar a un Internet comercial. La red de redes está ahora altamente concentrada, tan solo 5 compañías generan más del 70% del tráfico de Internet; el flujo de datos es altamente asimétrico, y la arquitectura de red mucho más plana.

Los CAPs, a medida que ganaban escala, pasaban a conectarse a niveles superiores de la red, reclamando el mismo tratamiento de peers e imponiendo acuerdos de free peering, a pesar de su distinta naturaleza y no tener relaciones entre iguales con los operadores de red.

Con el paso del tiempo, los mayores CAPs han desplegado su propia red de cables submarinos para su uso exclusivo, descendiendo de nuevo en el nivel jerárquico de Internet, para conectare directamente en las redes locales. De esta forma, entregan el tráfico directamente a sus usuarios sin redes adicionales intermediarias, e imponen el modelo de liquidación gratuita en el que no pagan a los operadores de red por el servicio de transporte de tráfico IP: por la distribución de su tráfico a través de las redes nacionales de distribución y acceso de los ISPs hasta sus clientes finales.

La relación entre CAPs y operadores de red ya no es simbiótica, sino estrictamente comercial (y desequilibrada)

De igual manera que Internet ha cambiado, lo han hecho también las relaciones entre CAPs e ISPs, pasando a ser relaciones B2B puramente comerciales y desequilibradas.

Más del 75% de los ingresos de las CAPs están asociados a servicios online fundamentados en el transporte de tráfico IP. Sus modelos de negocio, bien a través de modelos de suscripción o gratuitos basados en publicidad, generan más ingresos cuanto más tráfico distribuyen.

En los modelos gratuitos, cuanto más tráfico distribuyen más anuncios entregan; y los modelos de suscripción fijan unas cuotas mensuales crecientes en función de la calidad de vídeo distribuida -a mayor calidad (SD, HD, 4k), y por tanto mayor ancho de banda y tráfico requerido, mayor el precio de la suscripción-.

Por el contrario, los ingresos de los operadores de telecomunicaciones, a pesar del sostenido crecimiento del tráfico de Internet en niveles superiores al 25% anual en la última década, se han mantenido planos o incluso han decrecido.

El crecimiento del tráfico ha generado más ingresos y mayores beneficios y rentabilidad para las CAPs, y más gastos para los ISPs en forma de inversión requerida para incrementar la capacidad de las redes para poder atender la creciente demanda de tráfico; esta mayor inversión, que no lleva asociada generación de nuevos ingresos adicionales, ha reducido la rentabilidad de ISPs.

Compañías especializadas –Ericsson, Arthur D Little – mantienen una previsión de crecimiento del tráfico de Internet en Europa en unos niveles entre el 15% y 20% anual. El video seguirá impulsando el crecimiento del tráfico en Internet, creciendo un 7% en redes fijas y un 12% en redes móviles hasta representar el 74% y el 72% respectivamente del total del tráfico de Internet. El mantenimiento de las inversiones en incremento de capacidad de las redes seguirá siendo necesario para mantener la calidad de Internet.

Los grandes generadores de tráfico o GGT de Internet, al no pagar por la distribución del tráfico en las redes de los ISPs, diseñan políticas orientadas al crecimiento ilimitado del tráfico y por tanto maximización de sus beneficios: reproducción automática y continua de videos, algoritmos para maximizar el tiempo de atención de los usuarios, envío masivo de publicidad, etc. Pero además de generar este tráfico no solicitado por sus clientes, que se ha estimado en niveles de hasta 20% del tráfico recibido por los usuarios, toman también decisiones unilaterales, sin el conocimiento ni participación de sus clientes, que determinan el volumen de tráfico que se envía: deciden el codec que se usa, la configuración de técnicas de prefetch y adaptative video rate o la adaptación de la calidad del video al tamaño de la pantalla de visualización.

Al no tener un coste asociado a la distribución del tráfico, toman estas decisiones que determinan el volumen de tráfico a enviar sin criterios de eficiencia: por ejemplo, usando códecs desfasados o no adaptando la calidad del video al tamaño de las pantallas. El resultado se aprecia en diferencias significativas -de hasta un 50%- de consumo de datos por servicios similares de distintos proveedores, e incluso del mismo servicio de un solo proveedor en función del Sistema Operativo móvil del terminal, Android o iOS.

Los operadores de red requerimos alcanzar acuerdos con los grandes generadores de tráfico (GGT) de Internet por el servicio de transporte de datos de tráfico IP por nuestras redes que les prestamos. Esta negociación comercial entre las partes debería ser reforzada por la adopción de un mecanismo de arbitraje, en el que una autoridad competente determinase las condiciones de prestación del servicio, en el caso de que ambas partes no sean capaces de llegar a un acuerdo libremente en un plazo razonable.

Un mecanismo de arbitraje garantizaría la consecución de acuerdos equilibrados entre telecos y GGT por la prestación del servicio de transporte de tráfico datos IP

La fijación de un precio por el servicio recibido no solo redundaría en mejora de la rentabilidad de las redes asociadas a la prestación del servicio, sino que al fijar una señal de precio fomentaría una generación eficiente de tráfico y por tanto un menor crecimiento del mismo.

Ambos factores sin duda contribuían a la sostenibilidad de las redes incrementando por un lado su atractivo para los inversores, y por otro reducirá la necesidad de inversión continua para incrementar la capacidad por el menor crecimiento de la demanda de tráfico.

El desarrollo del DNA encomendado a la Comisaria Virkkunen permitirá restaurar el equilibrio en Internet y garantizar la sostenibilidad de las inversiones en redes de muy alta capacidad

El trabajo encomendado por la presidenta de la Comisión Europea, Sra. Von der Layen, en la Mission Letter dirigida a la Comisaria propuesta como Vicepresidenta Ejecutiva designada para Tech, Soberanía, Seguridad y Democracia, la Sra. Virkkunen, incluye el desarrollo de la nueva Ley de Redes Digitales (DNA) que impulse el desarrollo e inversión en redes fijas y móviles, seguras, de banda ancha de alta velocidad teniendo en consideración las respuestas a la consulta púbica de la Comisión de febrero de 2024 sobre el Libro Blanco. El DNA representa por tanto el instrumento legislativo más adecuado, por el alcance, timing y priorización de la propia Comisión, para restablecer el equilibrio en Internet y la sostenibilidad de la inversión en redes de muy alta capacidad.


En el próximo post profundizaremos en el nuevo marco regulatorio.

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