UE 2024-2029: La transición geopolítica como desafío estratégico para la UE

En este sexto post de la serie que iniciamos bajo la temática UE 2024-2029: Impulsando la competitividad, nos centramos en cómo abordar la transición geopolítica para una UE más fuerte en el escenario global.

UE 2024-2029 - La transición geopolítica como desafío estratégico para la UE

Tiempo de lectura: 7 min

En el mes de junio, iniciamos una serie titulada UE 2024-2029: Impulsando la competitividad donde analizamos la visión de Telefónica sobre cómo fortalecer la competitividad y posicionar mejor a la sociedad y la economía de la Unión Europea (UE) en el escenario global. Esta serie coincide con el inicio del ciclo institucional que se extiende desde el 2024 al 2029 tras las elecciones al Parlamento Europeo. Sin duda, la competitividad será la prioridad central que guiará las próximas iniciativas políticas y legislativas de la UE en este periodo.

El primer post analizaba el estado actual de la competitividad de la UE, el segundo se adentraba en el primer eje de la estrategia de competitividad que Telefónica propone y el tercero se focalizó en el segundo eje estratégico la importancia de fortalecer el sector de las telecomunicaciones como palanca de competitividad de la sociedad. El cuarto y quinto post analizaba cómo Impulsar la transición digital y verde, respectivamente.

En este sexto post abordamos el último eje estratégico “Gestionar la transición geopolítica para una UE más fuerte en el escenario internacional”.

Estrategia para una Unión Europea más competitiva

El papel de las empresas tecnológicas en la Geopolítica

La geopolítica y la relevancia del liderazgo tecnológico están entrelazadas en el escenario global actual, siendo un elemento fundamental de esta nueva transición geopolítica.

Las empresas tecnológicas han emergido como actores geopolíticos clave en el nuevo orden internacional, extendiendo su influencia extraterritorialmente más allá de sus fronteras nacionales. Su impacto tiene consecuencias económicas, culturales y de gobernanza digital. Su participación resulta clave en la implementación de regulaciones digitales del mismo modo que la adopción de códigos de conducta como mecanismo de autorregulación supone actualmente un elemento fundamental para proteger los derechos y la seguridad de las personas. La acumulación de datos, el desarrollo de algoritmos y la construcción de infraestructuras digitales globales les otorgan una influencia sin precedentes en los mercados mundiales y la opinión pública, convirtiendo su poder económico en influencia geopolítica.

La llegada de la Inteligencia Artificial ha provocado asimismo que el establecimiento de mecanismos de colaboración internacional fiables y eficaces que permitan garantizar la confianza digital sea un ejercicio de responsabilidad primordial.

En este mundo en constante evolución donde la tecnología juega un papel geopolítico protagonista, la UE debe valorar la importancia creciente de las empresas. Estos, son actores clave para fomentar los valores europeos a escala mundial y generar valor económico en un entorno competitivo. La cooperación entre gobiernos y empresas es vital para desarrollar marcos de gobernanza ágiles que fomenten la innovación y la competitividad, al tiempo que protegen los derechos fundamentales y mitigan los riesgos asociados a las tecnologías emergentes, en línea con valores democráticos y el Estado de Derecho.

Enfoques Divergentes: Estados Unidos y la UE

Estados Unidos y la UE tienen enfoques divergentes hacia las empresas tecnológicas debido a sus diferentes valores, tradiciones jurídicas, prioridades políticas y liderazgo tecnológico. En Estados Unidos prevalece un enfoque de mínima intervención gubernamental, que ha permitido a las empresas tecnológicas innovar y prosperar.

En cambio, la UE ha adoptado una regulación para abordar los excesos de las empresas tecnológicas, en su mayoría no europeas, y proteger los derechos de los consumidores. Iniciativas como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), la Ley de Servicios Digitales, la Ley de los Mercados Digitales o la Ley de Inteligencia Artificial tratan de establecer marcos integrales para la protección de los derechos individuales, el Estado de Derecho y la democracia, así como medidas contra prácticas monopolísticas y anticompetitivas.

No obstante, Estados Unidos y la UE afrontan retos comunes al gestionar la compleja interacción entre tecnología y geopolítica. Es preciso trabajar sobre los valores comunes que existen entre ambos bloques respetando plenamente las diferencias existentes para poder afrontar los retos compartidos. El rápido ritmo de los avances tecnológicos supera la capacidad de las estructuras de gobierno tradicionales para adaptarse y responder con eficacia. Por ello, es crucial profundizar en la soberanía digital europea, reforzando la cooperación contra la ciberdelincuencia y armonizando y coordinando normativas e implementaciones.

Liderazgo en estándares y evolución hacia 6G

Por otra parte, la estandarización se ha convertido en un elemento clave para sustentar técnicamente las nuevas propuestas tecnológicas de futuro y fomentar la innovación, evitando la fragmentación ocasionada por diferentes requisitos regionales o nacionales, facilitando la resiliencia de las cadenas globales de valor. Por ello, el liderazgo en estándares tecnológicos tiene un gran potencial, y Europa se encuentra retrasada con respecto a otras regiones como Estados Unidos o China que aportan recursos y crean organismos especializados, como es el caso del National Institute of Standards and Technology (NIST).

Es fundamental desarrollar y dotar de recursos una estrategia de estandarización europea eficaz y coherente que garantice el desarrollo de normativas de alta calidad y promueva el lugar de Europa en el diseño de estándares a nivel internacional.

Evitar la fragmentación a nivel global y fomentar la Cooperación Transatlántica

En un mundo cada vez más interconectado y polarizado, es crucial evitar la fragmentación en la regulación y la gobernanza de las tecnologías emergentes particularmente en la capa tecnológica. La fragmentación puede obstaculizar significativamente el crecimiento y la innovación, creando barreras artificiales entre mercados y tecnologías, frenando el flujo de ideas, recursos y talento.

En este contexto, el Consejo de Comercio y Tecnología UE-EE.UU. (TTC por sus siglas en inglés) constituye una plataforma estratégica para fomentar la cooperación transatlántica en cuestiones comerciales, políticas y tecnológicas. Al mismo tiempo, el TTC puede desempeñar un papel significativo en el fortalecimiento de los vínculos entre las empresas de la UE y EE.UU., para abordar desafíos comunes y explorar oportunidades de cooperación.

Fomentar la cooperación multilateral digital transatlántica es esencial para evitar la fragmentación global y fortalecer la colaboración transatlántica en la regulación de tecnologías emergentes. La UE debe trabajar con socios de valores afines, como Estados Unidos y América Latina, para establecer un enfoque común, intensificando el diálogo y la colaboración en áreas críticas como la estandarización e interoperabilidad, aprovechando plataformas como el TTC y Global Gateway.

Políticas Públicas para fomentar la cooperación público-privada a escala global

Por tanto, evitar la fragmentación global y promover la cooperación transatlántica son desafíos clave en la era digital. La UE debe reforzar la colaboración con el sector privado y trabajar para establecer un enfoque común en la regulación y gobernanza de tecnologías emergentes, beneficiando a los ciudadanos y empresas europeas.

La diplomacia económica digital debe ser promovida para fortalecer la colaboración transatlántica en la regulación de tecnologías emergentes y asegurar que los beneficios de la innovación tecnológica sean compartidos equitativamente, al mismo tiempo que se mitigan los riesgos y se protegen los derechos fundamentales.

En conclusión, la transición geopolítica es un reto que exige una respuesta estratégica y coordinada por parte de la UE, basada en la cooperación internacional, el liderazgo tecnológico y la defensa de los valores fundamentales.

Gestionar la transición geopolítica para una UE más fuerte en el escenario internacional

En el próximo post profundizaremos sobre defensa y ciberseguridad para mejorar la resiliencia y la competitividad futura de Europa.

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