Una mejor “vida digital”: un nuevo impulso para América Latina

En momentos de incertidumbre económica global, las señales de oportunidad no siempre son fáciles de ver.

Tiempo de lectura: 7 min

Lourdes Tejedor / @madrid2day

Eduardo Caride
Chief Executive Officer for Telefónica Hispam

En momentos de incertidumbre económica global, las señales de oportunidad no siempre son fáciles de ver. Pero es justo ahora que encontramos dos estimulantes tendencias que alcanzan un hito, que podría iniciar un nuevo capítulo de prosperidad y crecimiento en América Latina: la urbanización y la digitalización.

La extensión actual y proyectada de urbanización en América Latina es incomparable. Hoy en día, alrededor del 80 por ciento de la población de la región vive en ciudades, convirtiéndola en la más urbanizada del mundo. Ciudades como México, Buenos Aires, Bogotá o São Paulo – hubs latinoamericanos – lentamente se están consolidando como “Ciudades del Futuro”.

Las diez principales ciudades latinoamericanas tienen actualmente una población combinada de 95 millones de personas, según un reciente informe de McKinsey, y todos los indicios sugieren que aumentará. A pesar de su enorme territorio, para el 2050, se prevé que el 90% de la población de América Latina se encuentre en áreas urbanas.

Esto se considera generalmente como una tendencia progresiva y positiva, pero con eso se suman presiones sobre las economías de las ciudades y las formas de vida. Para que el aumento de población se sostenga, es necesario invertir adecuadamente en infraestructura urbana, industria y comercio, así como explorar nuevas formas de hacer negocios. Y aquí es donde entra la segunda tendencia.

No hay duda de que la digitalización está cambiando el mundo. Para el año 2020, el ‘Internet de las Cosas’ global habrá conectado 20 mil millones de objetos, sensores y dispositivos, transformando la manera de vivir de la gente. El transporte, la sanidad, la educación, la seguridad y la energía son sólo algunos de los sectores que se transforman a medida que sus líderesbuscan nuevas respuestas a los retos de la vida urbana.

Informes recientes estiman que un aumento del 10% en la digitalización de una economía podría aumentar las tasas de crecimiento del PIB per cápita en un 40%. Esta oportunidad es global y sería imprudente ignorarla. El apetito del consumidor por la tecnología y la necesidad comercial de la innovación tecnológica transformativa lo convierten en un logro factible.

¿Qué significa eso para América Latina?

América Latina ya es un actor importante en el mundo conectado y ha sido un referente mundial para el crecimiento económico hasta 2014. Pero la región se enfrenta a nuevos desafíos económicos como resultado de la desaceleración económica china y los cambios en la política monetaria de Estados Unidos. Para recuperar la tracción del crecimiento, la región debe aumentar la productividad y encontrar nuevas fuentes de ingresos más allá de las exportaciones de “commodities”. La economía digital es, con mucho, la mayor oportunidad que la región puede explorar.

En los últimos años se ha identificado una demanda constante y creciente de datos por parte de los usuarios de teléfonos móviles en América Latina. Según Ericsson, el tráfico se ha cuadruplicado desde 2010 y será nueve veces mayor en 2021. Este es el resultado de más de latinoamericanos conectados con casi 400 millones a finales de 2015, más del 50% de la población. Los internautas latinoamericanos ya están dentro de los más intensivos a nivel global y el consumo de servicios y contenidos digitales  sigue creciendo.

Estos millones de ciudadanos se mantienen conectados gracias a las importantes inversiones realizadas en infraestructura de telecomunicaciones en la región durante los últimos 20 años, después de la privatización de los monopolios estatales. La infraestructura de telecomunicaciones es un elemento crítico del aumento de la digitalización de la vida moderna, pero hay otras cosas que hacer para convertir realmente a América Latina en un jugador exitoso en la economía digital global. A medida que se desarrolla la tecnología y aparecen nuevos estándares para una conectividad más rápida, la región necesitará pasar de redes móviles 4G a 5G y acelerar la transformación de cables de cobre a fibra óptica.

Para atraer inversiones privadas que hagan esto posible, la región necesita mantener marcos regulatorios favorables a la inversión y promover la competencia. Sin embargo, sólo la inversión sostenida en infraestructura no conducirá automáticamente a una economía digital. Ambientes que permitan que las empresas adopten la transformación digital requieren, además del capital, ciertas actitudes, niveles de apertura y espíritu emprendedor que a menudo se pasan por alto en el desarrollo de estrategias de digitalización y políticas públicas.

La promesa y el potencial de la economía digital sólo pueden lograrse mediante esfuerzos colaborativos de gobiernos, ciudadanos, universidades y corporaciones. En toda la región se están creando nuevas empresas digitales -algunas de ellas sirviendo a clientes en varios países-, pero América Latina sigue siendo un continente que consume más bienes y servicios digitales de los que produce.

Pero, ¿cómo medir el desarrollo digital más allá de la conectividad? ¿Cómo se evalúan los esfuerzos desplegados por cada país en particular? ¿Cómo identificar los componentes de la vida digital que necesitan abordarse y desarrollarse en una economía particular?

Durante los últimos doce meses hemos trabajado con investigadores y académicos líderes mundiales para crear el más completo Índice de la vida digital. Este índice pinta una imagen holística de la vida digital en todo el mundo mediante la evaluación de múltiples fuentes de datos disponibles públicamente y la investigación en el área de desarrollo digital. El Índice tiene en cuenta la armonización de los diferentes factores socioeconómicos digitales que impulsan una economía digital: la apertura digital, la confianza y el espíritu empresarial.

Es sólo cuando se consideran estos tres factores y la cantidad de datos que los conforman que podemos comenzar a entender dónde hay fortalezas y cuellos de botella más allá de la conectividad. El resultado final es una evaluación de 34 países en todo el mundo sobre la fuerza de su vida digital en relación con el PIB per cápita.

Para el mercado latinoamericano, los resultados son prometedores pero desafiantes. El Índice revela que los países latinoamericanos, en particular Colombia y Chile, se están desempeñando muy bien, en relación con su riqueza global. De hecho, se clasifican dentro de los ocho países con mejor desempeño en el índice global.

El aumento de las tasas de adopción móvil y la expansión de la oferta de servicios en América Latina apuntan a un mayor desarrollo digital. Y este aumento está produciendo beneficios directos, como un acceso más fácil a servicios y contenidos digitales, pero también beneficios indirectos tales como mejoras de productividad en la economía y la sociedad en general.

El índice sugiere que el desempeño de Latam se debe  al espíritu emprendedor y a la libertad de plataformas en algunos países de la región, lo que contribuye a una vida digital próspera para los ciudadanos, que se está convirtiendo en la envidia de los países más desarrollados.

Sin embargo, también hay desafíos que enfrenta la región que podrían frustrar el crecimiento con todo su potencial. Muchos han reconocido que la inversión total en I + D en la región no es adecuada en comparación con su nivel de desarrollo económico. Países como México y Chile obtienen un resultado significativamente bajo al comparar su PIB per cápita e I + D como porcentaje del PIB, frente a Estados Unidos, Alemania y Japón. Se trata de un mercado de financiación fragmentado, con una completa falta de coordinación entre las fuentes de financiación a nivel nacional y micro.

Está claro que la región está experimentando una transformación tanto en la urbanización como en la digitalización, pero esta dualidad de progreso no debe ser considerada sólo como una feliz coincidencia, ni una oportunidad per se.

Necesitamos políticas públicas orientadas hacia el futuro y una mayor cooperación entre todos los interesados, tanto públicos como privados. Debemos garantizar un enfoque coordinado de la inversión en I + D y la financiación de fuentes públicas y privadas para aprovechar al máximo el dinero disponible y aumentar el uso de Internet. Al mismo tiempo, es crucial promover la innovación digital de las grandes empresas latinoamericanas y animarlas a hacer más para orientar y apoyar el emprendimiento en la región. Finalmente, acelerar la transformación digital de industrias y actividades económicas donde la región ha tenido ventajas competitivas hasta este momento.

Los hallazgos del Índice de la Vida Digital pretenden aportar al debate y la discusión sobre el desarrollo digital en todo el mundo. Continuaremos planteando estos hallazgos en América Latina porque estamos comprometidos con promover las condiciones necesarias para establecer una economía digital prometedora.

No tengo dudas de que la prosperidad regional se encuentra donde la urbanización se encuentra con la digitalización. Si esta oportunidad se aborda correcta y estratégicamente, tenemos la oportunidad de crear mejores vidas para todos en la región, tanto ahora como en los años venideros.

Eduardo Caride es actualmente Presidente y CEO de Telefónica Hispanoamérica. Es miembro del Comité Ejecutivo Global de Telefónica y anteriormente ha dirigido varias divisiones de la compañía. Además, se desempeñó como Presidente Ejecutivo de Telefónica Argentina y Telefónica Uruguay.

Este post ha sido publicado originalmente en la web de Tyn Magazine.

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