Pacto Digital: Una transformación tecnológica para Chile

La Universidad de Chile y el Instituto de Estudios Internacionales organizan una jornada de debate en torno a los múltiples desafíos que plantea la irrupción del mundo digital en el país.

Raquel Carretero Juárez

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Tiempo de lectura: 7 min

Estamos siendo testigos de un momento histórico para el desarrollo de la humanidad. De un cambio de época, más que de una época de cambios. De una revolución que está transformando nuestras sociedades a una velocidad nunca vista antes. Del germen de un nuevo paradigma económico, político y social conocido como Cuarta Revolución Industrial.  En este contexto, ha llegado el momento de reflexionar sobre el futuro, que es ya una realidad, para aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece y prevenir, antes que reaccionar, frente a los posibles riesgos.

América Latina se encuentra en un momento de oportunidades para acelerar el progreso de sus economías, a través de la definición de estrategia de transformación digital e innovación por parte del sector público y privado. Las decisiones que se adopten en los próximos años serán especialmente trascendentales para el desarrollo económico y social de la región. Será imprescindible que la agenda digital se convierta en prioridad política y llegue a las más altas esferas gubernamentales y administraciones.

Con esta premisa, la Universidad de Chile y el Instituto de Estudios Internacionales han organizado en Santiago de Chile una jornada de reflexión y debate en torno a los múltiples desafíos que hoy plantea la irrupción del mundo digital en el país. En el encuentro, varios stakeholders han debatido sobre cómo podemos aprovechar todas las oportunidades que brinda la digitalización en favor de las sociedades y economías, al tiempo que se cuestionan cómo podemos regular y autorregular los nuevos riesgos asociados a ella. Entre los principales participantes destacan la directora Global Asuntos Públicos Telefónica Trinidad Jiménez, el ex Presidente de la República y actual presidente de la Fundación Democracia y Desarrollo Ricardo Lagos, y el presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio Alfonso Swett.

De izquierda a derecha: Ricardo Lagos, Pamela Gidi y Trinidad Jiménez

De izquierda a derecha: Ricardo Lagos, Pamela Gidi y Trinidad Jiménez

Precisamente, en una mirada más local, el caso de Chile es paradigmático en el contexto de América Latina. En la década de los noventa, Chile se colocó a la vanguardia en telecomunicaciones en América Latina, lo que ha permitido que en la actualidad cuente con uno de los mejores sistemas de la región[1]. El país destaca por ser el más digitalizado de la región[2], con un acceso a internet por encima de la media de países de la OCDE (87,5%) y el segundo de Latinoamérica en el estado de conectividad a internet móvil. A pesar de estas cifras, Chile aún tiene la oportunidad de mejorar en la transformación digital de las empresas, que registra un nivel de desarrollo incipiente, y en la mejora de las habilidades digitales de sus ciudadanos, según apunta la OCDE.

“Este es nuestro reto: sentar las bases de la sociedad digital para una nueva era y trazar un Pacto Digital que sitúe a las personas en el centro”.

En este contexto, ha llegado el momento de definir un nuevo contrato social que asegure una colaboración más amplia entre los agentes implicados en estos cambios, desde el sector público, al sector privado, pasando por la academia y, por supuesto, la sociedad civil. Solo a través de este acercamiento multilateral podemos enfrentar los retos que propone la digitalización, sin que ningún actor se quede sin voz.

Para abordar este reto, en Telefónica apostamos por la formulación de un Nuevo Pacto Digital que sitúe a las personas en el centro de los cambios. Con ello queremos contribuir a la reflexión general de la comunidad, desde la perspectiva empresarial, para aportar nuestra experiencia y conocimientos para la construcción de la sociedad de la Cuarta Revolución Industrial. 

Telefónica está comprometida con el despliegue de las telecomunicaciones en Chile desde 1990, donde presta servicios móviles, de telefonía fija, banda ancha y televisión. Este compromiso se extiende más allá de la infraestructura, razón por la que ha participado en el foro para llevar propuestas que pretenden inducir a la reflexión y renegociar, redefinir y reafirmar valores comunes para el futuro digital de Chile.

En primer lugar, apostamos por la elaboración de una Carta de derechos digitales que proteja nuestros valores y garantice los derechos fundamentales en una época que “sobre regula” derechos analógicos y obvia los derechos digitales.

En segundo lugar, un modelo inclusivo de sociedad. No queremos aceptar una sociedad definida por los rezagados y los salvados en este océano de transformaciones digitales. Esta cuestión incluye tres temas principales: conectividad, empleo y formación.

En el ámbito de la conectividad, nadie debe quedar atrás. Para ello necesitamos un mayor compromiso entre el sector público y el privado sobre cómo mejorar el acceso a internet. Si bien es cierto que Chile se sitúa por encima de los países de la OCDE en términos de conectividad, esta no es la tónica habitual en la región latinoamericana. Por ello, se necesitan iniciativas innovadoras para conectar a los conectados, como es el caso de Internet Para Todos Perú. Con este proyecto, Telefónica, Facebook, el Banco Interamericano de Desarrollo y la CAF buscan reducir la brecha digital en Latinoamérica, a través del despliegue de banda ancha móvil en poblaciones remotas, donde el despliegue de infraestructuras convencionales de telecomunicaciones es inviable, desde el punto de vista logístico y económico. En este sentido, Chile ya ha lanzado el plan nacional en materia de conectividad digital “Matriz Digital 2018-2020: Por un Chile conectado”, sustentada en tres ejes: derechos de los ciudadanos digitales, inversión en infraestructura y desarrollo digital para reducir la brecha digital.

Un modelo inclusivo también nos debe conducir a repensar e innovar las políticas sociales que amortigüen los períodos de transición para trabajadores desplazados por la automatización y otras tecnologías. Esto implica repensar nuevos modelos educativos y laborales adaptados a los cambios derivados de la digitalización. Cabe destacar que, en Chile, el sector de las telecomunicaciones genera fuentes de trabajo especializadas, creando un 2,8% de empleo formal en el país. La tecnología es una buena aliada en este campo para superar la brecha educacional, preparar y formar en habilidades digitales a las personas para desempeñar nuevos trabajos. Algunas iniciativas que ya está llevando a cabo Telefónica en este ámbito son: MiriadaX, Pro Futuro, Scolartic o el programa Conecta Empleo de Movistar Chile con SENCE (Servicio Nacional de Capacitación y Empleo).

En tercer lugar, creemos en la importancia de la transparencia y capacidad de elección al usuario, mientras los Estados y empresas deben rendir cuentas de sus acciones en el espacio digital. Dado el enorme valor que generan los datos, es esencial establecer una nueva ética de datos que aporte confianza en relación a los datos personales. Esto significa que las autoridades y los reguladores deben garantizar una Internet segura, proteger los derechos fundamentales y hacer que las empresas digitales rindan cuentas sobre sus acciones.

Por último, pero no por ello menos importante, señalamos la importancia de generar un ecosistema digital en el que todos podamos disfrutar de unos servicios equitativos, competitivos y no discriminatorios. Proponemos, para ello, proponemos la revisión de las políticas y regulaciones del siglo XX, para adaptarlas al siglo XXI, y la adopción de la Neutralidad Digital.

De izquierda a derecha: Alfonso Swett, Roberto Muñoz, Ricardo Lagos, Trinidad Jiménez y Pamela Gidi

De izquierda a derecha: Alfonso Swett, Roberto Muñoz, Ricardo Lagos, Trinidad Jiménez y Pamela Gidi

Tenemos claro que no puede haber ciudadanos de primera y segunda categoría en la sociedad digital que estamos construyendo. Y sabemos que la tecnología, con especial atención a la conectividad, es fundamental para conseguir una digitalización sostenible, inclusiva y justa, que sitúe a las personas en el centro de los cambios. Este es un desafío conjunto que debemos asumir con una disposición participativa y multilateral. Por eso proponemos un Nuevo Pacto Digital, para sentar las bases de la convivencia para la sociedad de la Cuarta Revolución Industrial, para anticiparnos a un futuro que es ya una realidad.

Chile se encuentra en un momento magnífico para trasladar estos desafíos a las agendas digitales de la región, gracias a su compromiso con el desarrollo y la cooperación internacional, y a la asunción de la presidencia pro témpore de la Alianza del Pacífico en el mes de julio.


[1] (GSMA 2018). Claves para la modernización de la regulación del ecosistema digital en Chile.

[2] Índice DiGiX 2018, elaborado por BBVA.

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