En el mes de julio, iniciamos la serie titulada Libro Blanco de la CE, donde presentamos la contribución de Telefónica a la consulta pública del Libro Blanco. Como resultado de esta consulta, la Comisión presentará una propuesta legislativa, la Ley de Redes Digitales, que determinará el futuro de la Unión Europea y del sector de telecomunicaciones en la próxima década a través de un nuevo marco regulatorio.
El primer post analizó la propuesta de futuro para el sector de telecomunicaciones. El segundo post identificó los nuevos retos a los que se enfrenta la nueva Comisión. El tercero abordó el desequilibrio de Internet. El cuarto post explicó los desafíos de la regulación de acceso. El quinto post profundizó sobre sobre si el modelo regulatorio limita la innovación del sector de telecomunicaciones. En este sexto post explicaremos la relevancia de la Taxonomía para movilizar la inversión hacia redes de última generación más eficientes.
La Taxonomía como herramienta para movilizar inversiones en el despliegue y alinear las redes con los objetivos verdes europeos
La necesidad de movilizar inversiones en redes está ampliamente reconocida en Europa. En 2023, la Comisión Europea publicó un estudio, encargado a WIK-Consult, que destacaba una brecha de inversión de 200 mil millones de euros a la que se enfrenta la Unión Europea para alcanzar los objetivos de conectividad establecidos en la Década Digital. Este dato, que en nuestra opinión es una estimación conservadora, fue retomado por Mario Draghi en su informe “The Future of European Competitiveness”, donde subraya la necesidad de impulsar mayores inversiones en el despliegue de redes de telecomunicaciones de última generación.
En la misma línea, en su informe “Much More Than a Market”, Enrico Letta también reconoce la importancia de “incentivar las inversiones necesarias para cerrar la creciente brecha de inversión en conectividad”. Asimismo, pone de relieve el papel de las redes en la sostenibilidad, afirmando que “un sector de telecomunicaciones saludable y seguro es crucial para la transición verde [innovación y resiliencia] de la Unión”.
Más recientemente, durante las audiencias que tuvieron lugar en noviembre, Henna Virkkunen, Comisaria para la Soberanía Tecnológica, la Seguridad y la Democracia, abordó el aumento de consumo energético que se prevé en los próximos años debido a la digitalización y las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, destacando la importancia de converger la transformación digital con los objetivos de sostenibilidad medioambiental.
La necesidad de movilizar inversiones y de alinear los objetivos digitales y verdes sitúan la inclusión de las redes en la Taxonomía como una herramienta clave para fomentar una infraestructura de telecomunicaciones más sostenible y competitiva. Esto debería tener un lugar destacado en las iniciativas legislativas que aborde la Comisión Europea a lo largo del próximo año.
Propuesta de inclusión de una nueva actividad de redes de telecomunicaciones en la Taxonomía
En nuestra anterior publicación, pusimos de relieve la eficiencia energética del despliegue de redes de última generación, así como la trayectoria de Telefónica en financiación verde a lo largo de los años para acelerar su descarbonización. Además, explicamos el papel que jugará la Taxonomía en la definición del modelo europeo de financiación sostenible. Con base en este escenario, la industria móvil ha propuesto el establecimiento de una nueva actividad de redes de telecomunicaciones en la próxima revisión del Acto Delegado del Clima de la Taxonomía, como una forma de contribuir a movilizar inversión hacia el despliegue de redes más eficientes, avanzando así tanto los objetivos de neutralidad climática, como los de la Década Digital de la Unión Europea.
Actualmente, la Taxonomía ya incluye otras redes como actividades elegibles, como es el caso de la actividad 4.9 «Transmisión y distribución de electricidad». La lógica es que las redes eléctricas permiten el flujo de energía renovable, llevándola desde el punto de generación al punto de consumo, y contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La lógica para incluir las redes de telecomunicación no es muy distinta: facilitan flujos de información más eficientes que permiten tanto reducir las emisiones de los operadores, como de las empresas y consumidores finales.
El Código de conducta de las redes de telecomunicaciones como criterio técnico de la nueva actividad
Para poder incluir esta nueva actividad en la Taxonomía, es necesario establecer un criterio técnico que garantice que las redes de telecomunicaciones que se despliegan contribuyen al objetivo de la reducción de emisiones.
Actualmente, la Comisión Europea está trabajando en un Código de Conducta para redes de telecomunicaciones que puede servir como base para desarrollar el criterio técnico. No obstante, dado que este Código podría no estar finalizado antes del final del periodo de revisión del Acto Delegado del Clima, proponemos actuar con urgencia adoptando un criterio técnico basado en indicadores robustos utilizados por el sector para demostrar la eficiencia de las redes, presentes en informes como el del Joint Research Centre de la Comisión Europea, junto con DG Connect. Este último informe, publicado en 2024, presenta una serie de indicadores clave de desempeño, basados en la ciencia (science-based targets), para medir los impactos ambientales de las redes, y pueden ser un punto de partida para desarrollar una nueva actividad en la Taxonomía sobre redes de comunicaciones electrónicas.
En el próximo post profundizaremos sobre la política espectro y la asignación de las bandas.