Qué tener en cuenta antes de hacer una presentación

Es primordial llegar a la audiencia con algo que sea apto para todo público para captar la atención de las personas oyentes.

Descubre más sobre qué hay que tener en cuenta antes de hacer una presentación. Conoce algunos ejercicios para antes de subir a presentar.
Graciela Ares

Graciela Ares Seguir

Tiempo de lectura: 9 min

Cómo manejar nuestra oratoria

Una frase que me gustó y que me marcó una diferencia a la hora de exponer un contenido, es: “Muchas veces nos jugamos la vida en las conversaciones que tenemos, pero también en aquellas que no tenemos”. Entonces cuando nos vamos a subir a un auditorio para entablar una conversación, teniendo en cuenta esta frase, se debe saber, que la oratoria con cara al auditorio crea oportunidades entre el orador y su audiencia.

Entonces la pregunta es: ¿Cómo tenemos que hablar para crear oportunidades?

En una presentación hay tres momentos claves:

  • 1) ¿Qué quieres como orador, que se sepa al momento de hablar?
  • 2) ¿Qué siente y hace la audiencia con respecto al tema que se está exponiendo? Tener en cuenta, a donde se quiere llevar a la audiencia y cuál es su punto de partida, en relación con el contenido que se va a presentar.
  • 3) Tener en cuenta donde se quieres llevar la audiencia y cuál es su punto de partida, en relación con el contenido que se quiera presentar.

Es decir, que es eso que quieres mostrar para que la gente sepa, adonde quieres llevarlos en esa conversación, para que ellos luego de escucharte sientan y hagan con lo que han escuchado. En definitiva, identificar el punto donde se encuentra la audiencia y hasta donde los quieres llevar.

Necesitamos saber cómo oradores, hasta donde llevaremos esta conversación para lograr un interés en común de quienes nos escuchan.

Tener una idea relevante para poder conectar con el auditorio. En este caso me refiero, a no llegar con arrogancia para exponer un tema y estar en ese rol de “Sabelotodo”, pero sí, tener en cuenta, el haber preparado y estudiado el material previamente, antes de exponerlo, para generar un estado de confianza entre el locutor e interlocutores. De esta manera, quien pregunta, establece esta oportunidad de confianza, siendo   para el orador, la clave que definirá, más claramente, como es su auditorio.

Es aquí cuando se abre un espectro de confianza y oportunidades entre el que expone y el que escucha, y es acá cuando se suele recordar al orador por lo que causa su discurso entre los oyentes. Se establece un vínculo de confianza, que genera esa identificación del recuerdo, ya sea del tema que se habló, o identificando claramente a quien lo expuso.

Una vez que sabes a donde quieres llevar a tu público, estudias bien el contenido y luego diseñas la presentación.

Antes de presentar y subirnos a un escenario, necesitamos trabajar y tener destreza en estos cuatro elementos:

  • 1)Tener una intención: tener en cuenta que no comunicamos por comunicar; detrás de una presentación debe de haber algo más. Tener la intención de compartir un determinado tema. Ser claros a la hora de exponer ya que no sabemos quién pueda estar escuchando, si quiero vender, detallar, o informar algo debo de tener muy clara mi intención y ver muy bien cuál es el fin de nuestro discurso.
  • 2) Tener un objetivo, con un indicador que nos permita, saber si hemos logrado el objetivo. Este indicador nos detalla si hemos sido buenos comunicadores y si hemos logrado el objetivo. Nos daremos cuenta si la gente nos aplaude, si se nos acercan al final del discurso, o el número de contactos que se logran al final de cada exposición. Estos serán los indicadores que nos ayudarán a darnos cuenta, si les gustó lo que se escuchó.
  • 3)Entender que la voz tiene poder: conectar con lo que se está diciendo, entrar en un estado de emocionalidad que nos permita hablar y trasmitir en los mismos canales.
  • 4)Ser auténticos en nuestro discurso: A esto me refiero a hablar con nuestra propia voz, con nuestro estilo, acorde a eso que somos, tener nuestro estilo característico y propiamente de cada uno, y que nadie más lo tenga.  Que esa voz, se conecte con el mensaje que queremos dar, impregnándolo de nuestra propia autenticidad.

La emocionalidad

La emocionalidad, a la hora de conectar con nuestra audiencia, juega un papel muy importante para dejar huella en el contenido que hemos tratado.

Para esto en cualquier speech es necesario conectar con la mirada a quienes les hablamos, contar nuestra historia o alguna experiencia propia y vivida.

Cuando se quiere dar relevancia a un tema puntual, no mirar en general a la audiencia, mirar a alguien en específico, ya que, si no lo hacemos, se va a disipar la idea en un panorama general. Las frases potentes deben ser ancladas en una sola persona.

Hablar despacio nos dará la seguridad de que nos están entendiendo, no dar por sentado de que nos entienden todo lo que decimos, por esto es importante ser pausado en el discurso, para quienes no conocen del tema que se está hablando. Darle tiempo a que se procese la información. Modular la voz con tonos más altos, en aquellos momentos en que queremos llamar la atención, hacer espacios de silencios, para atrapar y convertir el discurso en intriga.

Estos espacios de silencios no deben de ser muy largos, pero sí, en su justa medida, evitando que se produzca el aburrimiento en la audiencia.

También es necesario para destacar la emocionalidad, hacer preguntas, pero solo en el caso que ya se conozca al público, y el orador se sienta cómodo con su audiencia, ya que esto le puede jugar en contra, y desviar su discurso para el lugar opuesto al que se quiere llegar.

La autenticidad genera confianza, finalmente nadie sabe más del tema que el locutor tiene para decir, éste tiene información única, sobre la cual, nadie puede juzgar a priori. Entonces la autenticidad, es ese sello personal que cada orador le pone a esta información, y será el indicador que resaltará el contenido, para que luego se lo recuerde como tal.

Tener nuestra propia historia, esa característica que tenemos al relatar un discurso, remitirnos a nuestra forma de ser, hacer caras mientras lo hacemos, el tono de voz que usamos o las pausas que hagamos, nos darán esa autenticidad que será la que nos destaca del resto.

Puedo definir que no hay una receta para que nuestras presentaciones sean exitosas, pero con estos indicios podemos definir una idea de cuáles son esos pasos mínimos, para que nos podamos subir a un escenario y hacer discursos o presentaciones de gran impacto.

Es importante detallar que cuando se conocen todos estos tips, nos haremos la idea, de que estamos comunicando de manera propicia. Esto será cuando aprendamos y ejecutemos nuestro relato, de manera inconsciente.

Cuando lo entrenemos y practiquemos más, nos saldrá de manera inconsciente, sin tener que pensar en eso que queremos decir. Podremos definir entonces, que ahí estaremos aptos para dar una buena presentación.

En el caso de dar emotividad al discurso, evitemos generar un discurso plano, escuchémonos grabémonos, perfeccionar esas curvas melódicas en nuestros tonos de voz, será de gran ayuda.

Darle lentitud cuando se va a decir algo importante. Hacer pausas, elevar la voz para resaltar a eso que le queremos dar énfasis, usar palabras simples para que todos las entiendan.

El mensaje debe ser entendido para un grupo de personas específicas, como así también, para un niño, y debe de ser simple en sus palabras utilizadas.

El discurso es mucho más emocional que lógico. Por esto es muy importante también, en cómo nos comunicamos corporalmente. Como nos movemos en el escenario, manejando el espacio social. También cuando nos bajamos del escenario, si lo hacemos, es porque se necesitará mayor conexión con el auditorio.

Comprender que el miedo y los nervios antes de hacer una presentación es completamente natural, ya que el ser humano experimenta dos grandes miedos en su existencia, uno es miedo a la muerte y el otro es el miedo a hablar en público. Cuando lo hacemos, estamos siendo sometidos al juicio de todas esas personas que nos escuchan y nos miran, de esta manera nos estamos enfrentando a nuestro ego.

Este ego no acepta juicios de los demás, y por el exceso de análisis, en nuestro cerebro, nos terminamos paralizando. Por este motivo sentimos tantos nervios y mucho miedo.

Es importante también, tener en cuenta nuestra comunicación corporal en el escenario, no tocarnos la cara, ni cruzarnos de brazos, sin movernos demasiado de un lado a otro del escenario, ya que dará una idea de inseguridad o nerviosismo, para quienes nos observan.

Lo prohibido antes de un discurso

  • “Estoy muy emocionado”, la emocionalidad debe ser a través del mensaje, o las historias que se van a contar, pero no desde mis emociones, es decir no hacer evidente lo evidente.
  • “Antes de comenzar”, el discurso comienza desde el momento que uno se sube al escenario o decide empezar a dar la presentación.
  • “Bueno, comencemos”, se comienza a penas nos ven parados o subiendo al escenario.

Ejercicios para conectar con nosotros antes de subir a presentar

  • No ponernos tensos por sentir nervios, buscar ejercicios de relajación o respiraciones que nos conecten con ese momento. Que nos haga sentir más cómodos o tranquilos. Hacer respiraciones desde el estómago, es decir como hacen los bebés. Hacer esto antes de presentar, nos generará dopamina en nuestro cerebro, y sentiremos una sensación de tranquilidad.
  • Si nos da tranquilidad otras actividades como cantar, bailar, escuchar música o meditar, también son bienvenidas estas opciones, a la hora de presentar.

Cuando conectamos visualmente con nuestro auditorio, es preferible buscar un rostro apacible, amable o sonriente, ya que anclar nuestra mirada en una persona seria, nos otorgará visualmente y para nuestro cerebro, un contexto erróneo. Identificaremos ese mirar con un descontento en nuestro discurso, y la verdad nada es personal, puede estar esa persona con un problema particular, que nada tiene que ver con el contenido que estamos exponiendo en ese momento.

Es conveniente que siempre nos apoyemos en esas miradas amigables o sonrientes, aquellas que nos festejen en algún chiste o se ríen de algo que decimos en nuestro discurso, dándonos confianza con eso que queremos comunicar, acompañándonos con su gestualidad y conectando con nuestras emociones, otorgándonos así, más confianza.

Uno debe de abrazar el riesgo, salir exponiéndose ante las personas con su autenticidad, ya que lo peor que puede pasar, es que no nos animemos a este reto, un reto que ofrecerá el poder de perfeccionarnos cada vez más, en eso que queremos comunicar, resaltando aquellos puntos en los que podemos mejorar.

Conclusiones

Finalizando este artículo, les dejo esta conclusión para que se animen a ser grandes oradores:

Todos tenemos algo bueno que comunicar, una historia que contar, un mensaje para emocionar. Con autenticidad en cada relato, haremos que una gran parte de nosotros le dé a nuestro discurso, su propia impronta, y con un mensaje genuino. Este mensaje que nos caracteriza y nos hace únicos, y como resultado, dejaremos una huella en los corazones de las personas”.

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