La digitalización en la lista verde: el papel de las empresas

Taxonomía y la digitalización son dos caras de la misma moneda, son transiciones gemelas.

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La coincidencia en el tiempo y la multiplicidad de iniciativas encaminadas a reforzar las acciones de lucha contra el cambio climático, al igual que la consecución de los objetivos del Pacto Verde Europeo, no son más que el reflejo de ese sentido de urgencia que configura las políticas públicas, orienta los procesos normativos y motiva las diferentes posiciones políticas para hacerlo posible.

El pasado 16 de septiembre, la Cámara de Comercio Internacional celebró el Foro PreCOP2021 sobre “Desafíos globales, política climática internacional y el papel de las empresas” para analizar algunos de los temas principales que se abordarán en la Conferencia sobre el cambio climático (COP26) de Glasgow del próximo noviembre. Maya Ormazabal, Directora de Medio Ambiente y Derechos Humanos de Telefónica, fue invitada a participar en el panel para ofrecer una visión general del papel de la taxonomía verde en el sector privado. En su opinión, la taxonomía es un buen modo de «reorientar los flujos de capital -tanto públicos como privados- para aumentar la confianza en la inversión, evitar el ‘ecoblanqueo’ (greenwashing) y lograr una economía sostenible». De hecho, la regulación de la taxonomía se ha convertido en un elemento central del paquete de financiación verde. Su objetivo es el establecimiento de un marco regulatorio que facilite la inversión para mejorar la sostenibilidad.

La lista verde

El Reglamento sobre la Taxonomía, que entró en vigor el 12 de julio de 2020, está ayudando a crear la primera «lista verde» de actividades económicas del mundo. Este sistema de clasificación de actividades económicas ambientalmente sostenibles establece una base común que los inversores pueden utilizar cuando invierten en proyectos y actividades económicas que tienen un impacto positivo en el clima y el medio ambiente.

Siguiendo los preceptos establecidos previamente por el Reglamento de Taxonomía, la Comisión Europea adoptó el 4 de junio de 2021 el Acto Delegado de Taxonomía del Clima (EU Taxonomy Climate Delegated Act). Este documento define los criterios técnicos para la selección de las actividades económicas que pueden contribuir sustancialmente a la mitigación y adaptación al cambio climático. Entre estas actividades, podemos encontrar soluciones TIC destinadas a la recogida, transmisión y almacenamiento de datos y a su modelización. Estas soluciones TIC incluyen, por ejemplo, el uso de tecnologías descentralizadas (Blockchain), Internet de las Cosas (IoT), 5G o Inteligencia Artificial. En otras palabras, la digitalización está plenamente considerada como una palanca clave para alcanzar los objetivos del Green Deal y un habilitador esencial para alcanzar los objetivos de sostenibilidad de otras industrias.

Dentro de este marco normativo, y cumpliendo ciertas condiciones establecidas en los criterios de selección, tanto las actividades de transición como las de habilitación están incluidas en el Acto Delegado de Taxonomía del Clima. Este incluye las redes de telecomunicaciones, el software y las soluciones de digitalización para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, y las soluciones específicas del contexto para la eficiencia de los recursos. Para asegurar la seguridad jurídica y garantizar la credibilidad del mercado con total transparencia, las obligaciones posteriores de divulgación e información financiera serán cruciales para establecer una base clara sobre los criterios de selección y aclarar sus requisitos.

Inversiones sostenibles y confiables

La taxonomía de la UE crea un instrumento fiable, de base científica y transparente para ayudar a las empresas y a los inversores a tomar decisiones de inversión sostenibles. De hecho, introduce criterios de rendimiento claros para determinar -dentro de cada sector cubierto por la normativa- qué actividades económicas y en qué medida contribuyen a alcanzar los objetivos del Pacto Verde. Esto permite a las empresas y a los inversores conocer las actividades verdes de forma creíble, evitando el «ecoblanqueo” o “greenwashing» en su camino hacia la sostenibilidad. Al mismo tiempo, crea una guía para las empresas puedan utilizar esta referencia en su camino estratégico hacia la transición verde y plantear las oportunidades que se derivan de ella.

En general, el «estatus verde» que la taxonomía confiere a las empresas puede aumentar potencialmente su competitividad. Sin embargo, la cuestión puede ser controvertida. Cuando se le preguntó sobre el asunto, Maya argumentó que la taxonomía puede aumentar la competitividad de una empresa, pero también puede acarrear algunos impactos negativos. Por un lado, la taxonomía permite detectar los déficits internos, facilitando una respuesta rápida y, por tanto, aumentando la competitividad. Por otro, dado que la taxonomía hace públicas las estrategias verdes de la empresa, los competidores pueden imitar e incorporar el mismo planteamiento sostenible a su actividad haciendo que la empresa pierda su ventaja estratégica. Sin embargo, al poner en la balanza ambos escenarios, la taxonomía es definitivamente un elemento clave para cualquier empresa.

En este contexto, Telefónica está promoviendo la adopción de estándares comunes para seguir potenciando el desarrollo sostenible al tiempo que aumenta su transparencia y competitividad. Recientemente, y con un enfoque dirigido a sus clientes no inversores en esta ocasión, un grupo de operadores de telecomunicaciones (entre los que se encuentra Telefónica) y fabricantes han desarrollado una escala de clasificación para los teléfonos móviles, denominado Eco Rating, en el que se puntúa cada terminal en función de su impacto ambiental. El Eco Rating evalúa el impacto ambiental a lo largo de todo el proceso, considerando la producción, el transporte, la vida útil y el reciclaje de los teléfonos móviles. En definitiva, esta iniciativa representa un nuevo instrumento basado en el mercado para alcanzar objetivos de sostenibilidad que pueden ayudar a las empresas a mejorar su competitividad.

En general, la taxonomía se ha convertido en una herramienta financiera clave para apoyar las ambiciones ecológicas de la UE. Al reconocer el potencial de las empresas verdes, los inversores pueden dinamizar el mercado y extender las prácticas sostenibles a todas las actividades económicas. Además, hay que tener en cuenta que la taxonomía y la digitalización son dos caras de la misma moneda, son transiciones gemelas. La digitalización puede ayudar a lograr una transición exitosa hacia una economía verde, mientras que la taxonomía puede contribuir proporcionando recursos fundamentales para acelerar la digitalización.

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