Soluciones tecnológicas para regenerar el fondo marino    

Los residuos plásticos, el turismo y la sobrepesca son algunas de las principales amenazas que acechan a los océanos, en especial el fondo marino. Las organizaciones que velan por el cuidado del medio ambiente llevan tiempo advirtiendo de que los océanos se están deteriorando, lo que pasará una gran factura a nivel global.

Gracias a la tecnología podemos salvar los fondos marinos

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Los residuos plásticos, el turismo y la sobrepesca son algunas de las principales amenazas que acechan a los océanos, en especial el fondo marino. Las organizaciones que velan por el cuidado del medio ambiente llevan tiempo advirtiendo de que los océanos se están deteriorando, lo que pasará una gran factura a nivel global. ¿Cómo mejorar esta situación? ¿Qué pueden hacer las soluciones tecnológicas para regenerar el fondo marino? 

Los océanos son cruciales para la salud del planeta y la supervivencia del ser humano, pero gran parte del espacio de mares y océanos son aguas internacionales, por esta razón, garantizar su control y conservación es más complicado. Sin políticas eficaces, los ecosistemas marinos se precipitan al declive, causando efectos irreparables en estos espacios tan sensibles a la degradación.  

Las principales amenazas que acechan al fondo marino  

La sobrepesca es una de las mayores preocupaciones de los océanos. Las flotas pesqueras han ganado espacio desde la década de 1950, y en la actualidad existen unas pocas excepciones notables, como la pesca gestionada en Alaska, Islandia y Nueva Zelanda que controlas la explotación del medio. Según indica un estudio de Global Fishing Watch de 2019, en 2017 se extrajeron del océano unos 92,5 millones de toneladas de pescado.  

Con respecto a la presencia de microplásticos, su presencia en los fondos marinos en las últimas décadas se ha triplicado. Un estudio publicado por la revista ‘Environmental Science and Technology’ ha demostrado que, los microplásticos se conservan en los sedimentos marinos inalterados. Por tanto, los plásticos de la década de los 60 pueden continuar depositados en el fondo, generando graves problemas para la biodiversidad acuática.  

El turismo marítimo internacional también es una cuestión a debate, ya que el aumento del tráfico marítimo internacional también amenaza los hábitats naturales situados alrededor de los puestos que conforman las rutas comerciales. Otro factor relevante es la alta cantidad de acidificación del agua, provocada por el exceso de CO₂, el carbono liberado a la atmósfera afecta a la salud de los océanos. 

Únicamente cerca del 5 % de los océanos están protegidos por leyes de conservación. Las alternativas para conservar los ecosistemas marinos son principalmente tres: establecer límites de protección, promover la pesca sostenible y desarrollar tecnología eficaz para regenerar el fondo marino dañado. Sin embargo, se han desarrollado medidas innovadoras basadas en soluciones tecnológicas para regenerar el fondo marino que ya se están implantando para conseguir revertir todo el daño causado.  

Iniciativas y soluciones tecnológicas para recuperar el fondo marino  

La innovación inspirada por la degradación de la naturaleza está provocando la proliferación de diferentes estudios que apuestan por soluciones de base tecnológica para abordar la regeneración del fondo marino.  

Herramientas digitales para luchar contra la pesca ilegal: 

La pesca pirata, aunque está penalizada por las leyes y regulaciones, sigue siendo una práctica habitual. Se calcula que cada año se capturan de forma ilícita en todo el mundo en torno a 11 y 26 millones de toneladas de pescado, este hecho representa entre el 13 % y el 31 % de la captura global de especies marinas, aunque el 90 % de los recursos pesqueros ya están explotados o agotados en el mundo, según las estimaciones llevadas a cabo por la ONU.  

Tal y como indica WWF, la pesca pirata es otro de los principales impulsores de la destrucción del fondo marino. Para paliar esta problemática, la consultora TIC Grupo Oesía, ha desarrollado una tecnología basada en la integración de Inteligencia Artificial para predecir el movimiento de la flota pesquera y mejorar la conectividad de los buques. De este modo, a partir de una solución optrónica completamente digitalizada, se puede observar el comportamiento atípico de los barcos. Además, el sistema IA evita el secuestro de embarcaciones por parte de piratas y facilita las tareas de seguridad de las costas españolas.  

Solución robotizada para limpiar los microplásticos del fondo marino:  

El problema de los microplásticos es muy complejo, y su presencia produce deformaciones, asfixias y alteraciones orgánicas y del comportamiento en las especies oceánicas. Aunque limpiar estos espacios no es fácil, como solución un grupo de investigadores de la Universidad de Sichuan ha desarrollado un robot con forma de pez que aspira los microplásticos.  

Estos peces robóticos son muy pequeños, miden solo 13 mm de largo. Gracias a su conectividad se pueden controlar remotamente con haces de luces, pueden aletear y moverse a casi unos 30 mm por segundo, una velocidad similar a los organismos microscópicos de plancton, y una de las claves para que puedan cumplir su misión es su composición. Los investigadores estudiaron con precisión el nácar de las conchas marinas para conseguir una estructura flexible y similar, y aunque la solución parece prometedora, únicamente son prototipos.  

Regeneración tecnológica del coral dañado por el turismo masivo:  

Los arrecifes de coral son uno de los ecosistemas más vulnerables ante el turismo marítimo y se calcula que en los próximos 30 años podrían desaparecer. La falta de regulaciones para visitar estos puntos naturales es una de las mayores preocupaciones. Todos los barcos que deciden navegar en estas zonas se detienen a no más de 100 m2, depositando cientos de químicos sobre los arrecifes.  

Por eso, el proyecto Biorock surge con el objetivo de regenerar la conectividad genética del coral dañado de una manera limpia, sostenible y rápida. El sistema está formado por una estructura metálica subacuática a la cual se le añade conductividad eléctrica. El procedimiento se activa descargando electricidad de alto voltaje a través de una malla de titanio, que actúa como un ánodo (electrodo positivo), envuelta en una gran estructura de hierro o acero que funciona como un cátodo (electrodo negativo). En este sentido, el proceso Biorock ocurre entre dos metales, aumentando la acumulación de minerales. De este modo, los corales pueden crecer más rápido y son más resistentes a temperaturas extremas y a los cambios de acidez.  


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