Transición ecológica y digitalización, una alianza imprescindible en la década climática

La digitalización puede ser un factor clave para abordar la emergencia ecológica y climática con las políticas adecuadas.

Tiempo de lectura: 5 min

Lluís Torrent

 Lluís Torrent
 Investigador asociado, Digital Future Society Think Tank

 

 

“España puede”. Bajo este lema,  se presentó el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía española, uno de los mayores paquetes de inversión jamás realizados en España para abordar la recuperación post COVID-19, el pasado 7 de octubre. Financiado con fondos europeos, el plan fija dos prioridades fundamentales: la inversión “verde” y la digitalización. La elección de estas prioridades no es casual, sino que responde a la voluntad de la Unión Europea (UE) de que los Estados Miembros hagan frente a los efectos de la pandemia, a través de las transiciones ecológica y digital, de forma ambiciosa e integrada. Esta voluntad no es nueva. Ya en febrero de este año, con la COVID-19 entrando por Italia, la UE anunció un paquete de medidas que combinaban la Estrategia Digital de la UE con el Pacto Verde Europeo para conseguir una Europa neutra en carbono antes del 2050, además de abordar otros problemas ambientales relevantes.

Estamos, sin duda, en el momento oportuno y el contexto clave para iniciar una necesaria transición. En 2009, un estudio publicado por 28 científicos hizo saltar todas las alarmas al cuantificar, por primera vez, algo largamente temido: la humanidad está traspasando los límites de capacidad del planeta. Traspasar estos límites no solamente pone en riesgo a especies animales y vegetales -e incluso a sistemas ecológicos enteros-, nos pone en riesgo a nosotros como sociedad.

La economía global funcionaba de un modo prácticamente circular hasta hace un par de siglos. No fue hasta la Primera Revolución Industrial cuando se desencadenaron en todo el mundo dos fuerzas paralelas: la aceleración de la extracción de recursos y la de la demanda de los consumidores, lo que impulsó el nuevo modelo lineal de “tomar-producir-desechar”. La Segunda Revolución Industrial –producción en masa, despliegue de la electricidad y la electrónica- y la Tercera -automatización, Internet, etc.- consolidaron el modelo de economía lineal y lo aceleraron, integrándolo profundamente en nuestra sociedad. Pero ¿y si a la Cuarta fuera la vencida?

 

Emisiones de carbono evitadas por categorías

Infografía

Fuente: Digital Future Society, a partir de GSMA (2019)

 

Vivimos en una era caracterizada por «una fusión de tecnologías que está difuminando las líneas entre las esferas física, digital y biológica», la llamada Cuarta Revolución Industrial. Al igual que las revoluciones que la precedieron, la Cuarta Revolución Industrial tiene el potencial de aumentar la prosperidad global, mejorando la calidad de vida de las comunidades de todo el mundo. Pero también tiene el potencial de abordar lo que se ha convertido en el desafío definitivo de nuestro tiempo: la transición ecológica y climática.  

Surgidas como resultado de esta última revolución industrial, las tecnologías emergentes -también conocidas como tech- son palancas a disposición de los gobiernos, las empresas y la ciudadanía para luchar contra los desafíos ambientales globales. Y lo más importante, son habilitadoras clave para aumentar la ambición a la hora de abordar la emergencia climática y ambiental. El informe “Digital with a purpose” (Digital con un propósito) concluye que las tech pueden tener un impacto positivo en 103 de las 169 metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible antes del 2030. En la misma línea, el Exponential Roadmap (Hoja de ruta exponencial) afirma que las tech podrían ayudar a reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero hasta un 15% mediante soluciones relacionadas con la energía, la fabricación, la agricultura y el uso de la tierra, los edificios, etc..

Las aplicaciones tech son múltiples y variadas, y su desarrollo e implementación no se reduce únicamente a los gigantes tecnológicos. La entidad Electronic Reuse Association, con sede en Barcelona, a través de su proyecto eReuse, utiliza la tecnología de blockchain para prolongar la vida útil de los dispositivos electrónicos. Asegura una tasa de reciclaje del 95% y transforma el coste para los municipios en ingresos que permanecen en la comunidad, creando un puesto de trabajo por cada 300 artículos reutilizados. Desde San Francisco hasta Ruanda, existen cientos de ejemplos de cómo las tech pueden abordar algunos de los problemas mundiales más difíciles de resolver.

 

 

El potencial reparador de las tech es enorme. Sin embargo, su impacto ambiental es también abrumador. Se estima que el consumo actual de energía del sector TIC se sitúa entre el 5% y el 9% del consumo eléctrico global, con una huella de carbono equivalente al 2% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. Es casi el equivalente a las emisiones derivadas del consumo de combustible del transporte aéreo civil. Ni cabe decir, pues, que la reducción de la huella ambiental de las tech debe ser parte de la agenda de la recuperación post COVID-19.

El momento es ahora. Un reciente artículo publicado por McKinsey&Company destaca como uno de los efectos de la pandemia COVID-19 ha sido un salto cualitativo en la adopción digital en todo el mundo y a una escala nunca vista antes. Esto supone una oportunidad, necesaria y única, para fortalecer y reposicionar la industria y economía globales, pero también para reactivar -en modo verde- un modelo de desarrollo en Europa y España que abracen la transición ecológica y digital bajo un único silo.

Si se implementan las políticas e inversiones adecuadas, la digitalización puede ser un factor clave para abordar la emergencia ecológica y climática, pero para ello deben primar la justicia, la equidad, la inclusividad y la sostenibilidad como ejes guía. Cuando llegue, al fin, la “nueva normalidad”, recordemos: vivimos en un mundo físico de recursos finitos, por ello el mundo digital no puede considerarse ilimitado.

 

Este artículo se basa en el contenido del informe “Tecnologías emergentes: Riesgos y oportunidades en la década del clima”, publicado por Digital Future Society.

 

Sobre Digital Future Society:

Digital Future Society es una iniciativa impulsada por la Vicepresidencia Tercera del Gobierno de España – Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Red.es y Mobile World Capital Barcelona busca construir un futuro más equitativo e inclusivo en la era digital para mejorar el impacto de la tecnología en la sociedad.

 


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