Un conjunto de edificios organizados en calles ocupados por una densa población. Eso es una ciudad, y en la actualidad las cinco más pobladas del planeta sobrepasan los 20 millones de personas, cifra que llega a superar los 37 millones en el caso de Tokio, que se sitúa como la más poblada. Estas cifras confirman que, cerca del 55% de la población mundial, es decir unos 4.200 millones de personas, vive en una zona urbana, y se prevé que en 2050 la tendencia siga creciendo hasta situarse en cerca del 70%, según los datos que ofrecía el Banco Mundial ya en 2020.
¿Qué es una Smart City?
Es lo que podría llamarse una ciudad inteligente, es decir conectada. ¿Conectada para qué? Para mejorar el desarrollo sostenible económico, ambiental y social de quienes habitan en ellas, y por tanto aumentar su bienestar y asegurar el bienestar de las futuras generaciones.
Pero, ¿cómo se puede mejorar la habitabilidad y sostenibilidad de unos núcleos urbanos que cada vez son más grandes y poblados? Al buscar la manera de crear espacios cada vez más aptos para las personas, la tecnología es capaz de dar una respuesta eficaz. Conectadas e inteligentes, este concepto de ciudad se caracteriza por aprovechar todo el potencial de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, las TIC para crear espacios más sanos, seguros, eficientes e inclusivos, donde el desarrollo de las personas y las empresas no ponga en riesgo el futuro de los recursos naturales.
En este sentido, las también llamadas ciudades 4.0 tienen como característica principal el uso de las TIC que permiten la conexión de aquellos elementos que son estratégicos para mejorar la eficiencia de los servicios y una mejor gestión de los recursos.
La digitalización, base de la ciudad inteligente
Una Smart City se construye sobre las nuevas redes de internet móvil, especialmente sobre la red de última generación 5G. Esta red ya nace con la urgencia de ser más sostenibles que las anteriores, ya que necesita menos energía para conectar a cada vez más personas y dispositivos. La implantación de la red móvil 5G, ha facilitado el uso de otras tecnologías como el Internet de las Cosas, IoT, y el uso del Big Data.
En estos espacios urbanos, la conectividad de los dispositivos cobra una gran importancia ya que permite la comunicación entre sí y la emisión y recepción de datos. Esa información se ordena, clasifica y analiza gracias al Big Data, que es capaz de estudiar grandes volúmenes de datos en tiempo real para obtener tendencias y adelantar soluciones, para que los responsables de los servicios puedan tomar decisiones acertadas.
Gracias a estas herramientas es posible optimizar la movilidad a través de la gestión del tráfico en función del estado de las vías, una mejora de la gestión de los recursos o una mayor accesibilidad a los servicios, como el sanitario o el educativo, gracias a la teleasistencia o la educación en remoto, así como un mayor bienestar gracias a la transparencia en la gestión de las ciudades y la posibilidad que tienen los ciudadanos de conectar directamente con los gobiernos y estar más cerca de lo que les preocupa, por la transparencia que los datos aportan.
Movilidad y otras ventajas de la Smart City
Así, la ciudad inteligente pone el foco en cuatro aspectos fundamentales: medioambiente, economía, movilidad y ciudadanía. Sobre estos cuatro pilares se desarrollan puntos tan importantes como la gestión eficiente de suministros de agua y electricidad, el manejo adecuado de los residuos o el control de la climatización en los edificios inteligentes. En cuanto a la movilidad, la ciudad inteligente controla el tráfico, el número de plazas de aparcamiento libres o mejora la seguridad de los peatones. Además, fomenta el uso del transporte público y de otras fórmulas de movilidad sostenible como el carsharing, con el fin de reducir emisiones de CO2 y ahorrar energía.
La tecnología impulsa la seguridad de las personas, no solo en el sector de la seguridad vial. También a través de la videovigilancia o del control de aforos por ejemplo en playas, eventos deportivos y culturales, y otros aspectos como prevención de incendios, el acceso a los recursos hospitalarios o vigilando la calidad del aire y del agua.
Mejora también la accesibilidad de los habitantes a los servicios y permite interactuar a los ciudadanos con lo que ocurre a su alrededor, impulsando la gobernanza transparente o abriendo puntos de acceso a internet fiables y para todos.
¿Cuáles son las principales Smart Cities?
En la actualidad, muchos países se enfrentan al reto de lograr que las ciudades sean espacios inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. El término Smart City se ha ido aplicando ya a un buen número de grandes capitales. Esto demuestra que las ciudades se pueden reconvertir en lugares mejores, gracias a la conectividad y a la adopción de las nuevas tecnologías. Además, el crecimiento tecnológico ayuda a que las capitales crezcan gracias a una planificación urbana más eficiente y sostenible.
En cuanto a las principales Smart Cities del planeta existen varios rankings que señalan ciudades como Singapur, Londres, Nueva York, París o Zurich, entre otras, como las más destacadas. Todas ellas han realizado un importante esfuerzo por implementar en sus territorios sensores y otros dispositivos conectados. Singapur ha ido más lejos y ha desarrollado incluso un modelo digital en 3D, con el fin de poner en común datos que puedan servir tanto a las empresas como a los ciudadanos e incluso a la comunidad científica.
La Smart City se construye poniendo el bienestar de las personas y del medio ambiente como aspectos principales sobre los que crecer.
