Robots de vigilancia: ¿serán el futuro de la seguridad?

El campo de la vigilancia y la seguridad también ha encontrado en la inteligencia artificial un gran aliado

El futuro de la seguridad: los robots de videovigilancia.
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Tiempo de lectura: 6 min

Han pasado ya cincuenta años desde que se desarrollara el primer robot de vigilancia. Os contamos en este artículo la evolución del robot de vigilancia, cuáles son sus actuales beneficios, desafíos y algunos casos de éxito.

La prehistoria del robot (de vigilancia): Shakey

Limitar al área de la vigilancia y la seguridad un hito como Shakey quizás pueda ser injusto, pero nos viene muy bien para ilustrar la prehistoria del tema que abordamos. Shakey fue construido en la década de los sesenta y se convirtió en el primer robot que era capaz de comprender el entorno en el que se movía y razonar sobre el mismo. Sus creadores fueron un equipo de ingenieros del Instituto de Investigación de Standford (SRI) fundado y liderado por Charles Rosen, considerado uno de los pioneros de la inteligencia artificial.

Shakey supuso un hito dentro de la robótica y la inteligencia artificial, puesto que, hasta el momento, esta solo se había desarrollado en áreas individuales y separadas. Shakey fue el primer hardware en integrarlas en un sistema físico. El proyecto, financiado por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), responsable del desarrollo de nuevas tecnologías para uso militar, consistía en un monumental aparato de dos metros de altura, cuya cabeza era una cámara de TV y una cámara telemétrica para comprobar el entorno, así como una antena de radio. 

Shakey era capaz de crear mapas del entorno en el que se movía y calcular de manera autónoma el camino más corto entre dos puntos. Este, sin duda, fue uno de los grandes hitos de la robótica y la inteligencia artificial: se le conoce como ‘Algoritmo de búsqueda A’ usado, por ejemplo, en el robot Curiosity, lanzado a Marte en 2011.

Shakey se convirtió en el primer robot autónomo con capacidad para percibir y razonar sobre su entorno. La primera piedra ya estaba colocada. En la actualidad, los robots de vigilancia no solo reconocen el área en el que se mueven y los obstáculos que se encuentran en su camino: ahora incluso portan cámaras de alta resolución, sensores de movimiento y de temperatura, todo ello para anticiparse a la amenaza. 

El presente de los robots de vigilancia

50 años más tarde, nos encontramos con Yellow, un perro robot dotado de inteligencia artificial, que se integra con otros dispositivos de seguridad avanzados y que cuenta con numerosas prestaciones y servicios. Presentado a lo largo de diferentes eventos del 2022 y desarrollado por la empresa Prosegur Security, el robot Yellow cuenta con las siguientes características:

  • Tecnología 5G: el aviso de la amenaza hacia el centro de control se reduce a mínimos gracias a la velocidad y baja latencia de la tecnología 5G, que viene a revolucionar el IoT tal y como lo conocemos.
  • Sistemas de análisis para detectar elementos sospechosos y generar alertas en consecuencia.
  • Sensores para recabar datos del entorno en el que se mueven, como los referentes a la temperatura o a posibles filtraciones de gases, previendo de esta manera posibles incendios o explosiones.
  • Escolta de personas para prevenir riesgos en la seguridad.
  • Sube y baja escaleras: no solo es capaz de transitar por terrenos llanos.

Otro caso de éxito dentro de la robótica actual en el área de la seguridad es el de RB-WATCHER, creado por la compañía Robotnik, una empresa española especializada en el desarrollo de productos robóticos y proyectos de I+D con sede en Valencia. El RB-WATCHER es un “robot móvil autónomo para seguridad y vigilancia en entornos de interior y exterior”. 

A partir de un robot como RB-WATCHER podemos contar algunos de los principales beneficios de los que puede disponer una empresa gracias a estos inteligentes aparatos autónomos.

  • Siempre operativos. Indudablemente, una de las grandes fortalezas del robot frente a la mano de obra humana: la ausencia de fatiga. Al no precisar descansos, la vigilancia puede ser ininterrumpida. De este modo se garantiza la seguridad continua y se minimizan los riesgos.
  • Registros y análisis de los datos. Los robots de vigilancia recopilan y almacenan una gran cantidad de datos en tiempo real. Todos estos datos luego se analizan para encontrar patrones y así mejorar los protocolos de seguridad. Es decir: gracias a la recopilación de anomalías e incidentes se pueden construir patrones que anticipen estas mismas anomalías y se evita incluso que lleguen a ocurrir. Son capaces de ‘ver el futuro’. 
  • Prevención de peligros. Quizás esta característica puede ser un poco obvia, pero nunca está de más señalar: los robots de vigilancia y seguridad pueden anticiparse a los peligros de una manera nada posible para el ser humano.
  • Rapidez y precisión. Cuando la anticipación al peligro no ha sido posible, solo queda la inmediatez. Los robots de vigilancia, gracias a su movilidad y a la comunicación con el centro de control.

Desafíos éticos de los robots de vigilancia y seguridad

Cualquier recopilación masiva de datos supone un dilema ético. Esto podemos verlo en un caso muy claro. Nos trasladamos hasta la zona residencial de Meiyuan, en Beijing (Tokyo). Un nuevo policía patrulla sus calles las 24 horas del día, un robot de 1,70 m que dispone de reconocimiento facial y que ha sido desarrollado por el Instituto de Investigación de Control Automático Aeroespacial de Beijing (BAACI). 

Este robot combina diferentes tecnologías, como la identificación biométrica, el análisis masivo de datos y la monitorización del entorno. Si alguna persona aparece como sospechosa, el robot hace sonar una alarma. Además, el robot ofrece otros servicios más amables, como el pronóstico del tiempo y la reproducción de música ambiente.

Ninguna de estas máquinas, al igual que el ser humano, está exenta de equivocaciones y errores. Regresamos a China para dar cuenta de un programa no exento de polémicas que califica al ciudadano a través de una serie de puntos otorgados… o eliminados. El llamado crédito social determina qué ciudadanos son aptos, por ejemplo, para tomar un vuelo. Un sistema de cámaras con inteligencia artificial realizan un reconocimiento facial de las personas que hay, por ejemplo, en un aeropuerto. Si detectan que tienen pocos créditos sociales, se les puede impedir el acceso a un avión.

El caso de Dong Mingzhu

Un hecho curioso pone en evidencia hasta qué punto el sistema de reconocimiento facial es fiable a la hora de identificar a individuos y relacionarlos con actividades de la vida diaria. Dong Mingzhu es una actriz y la imagen pública de la marca Gree Electric, fabricante china de electrodomésticos. Un autobús portaba en un lateral un anuncio en el que aparecía el rostro de Mingzhu. Una cámara captó cómo la actriz ‘se saltaba’ el semáforo en rojo. Obviamente, no era ella, sino su fotografía. Pero eso no lo entendió la cámara.

En el aeropuerto se detuvo a la actriz, aunque rápidamente se resolvió y todo quedó en un error. Pero la semilla de la duda estaba plantada: ¿Y si un error similar hubiese recaído en una persona no tan famosa? No solo presentan problemas éticos la recopilación de datos personales de los robots de seguridad. Estos equipos también son vulnerables a hackeos por parte de cibercriminales, sobre todo por culpa de la obsolescencia programada. Al no actualizar su firmware de seguridad, el robot queda expuesto para que cibercriminales encuentren una puerta de acceso, convirtiendo el robot en una máquina potencialmente peligrosa. 


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