Mercado Único de telecos: escala, simplificación y convergencia tecnológica

El Mercado Único debe evolucionar para liberar el potencial digital de Europa. Descarga nuestro último Policy Brief en el que se expone nuestra visión para el sector de las telecomunicaciones basada en tres pilares pragmáticos para profundizar el Mercado Único: consolidación en los mercados nacionales para ganar escala, simplificación regulatoria frente a la armonización, y convergencia tecnológica.

Mercado Único de telecos - escala, simplificación y convergencia tecnológica

Tiempo de lectura: 4 min

Pocas estrategias han sido tan decisivas para la competitividad europea como el Mercado Único. Éste ha sido el motor de la integración, la prosperidad y la escala. Sin embargo, en el caso del sector de las telecomunicaciones, esta narrativa ha parecido más una aspiración que una realidad desde los inicios de la liberalización. Si se pregunta a los líderes del sector de las telecomunicaciones qué significa el Mercado Único en la práctica, rara vez hablarán de oportunidades; lo harán, en cambio, de fragmentación, ineficiencia y asimetrías.

Y, sin embargo, abandonar el debate no es una opción. La Comisión Europea ha publicado hoy  “The Single Market: our European home market in an uncertain world” en el que precisamente advierte que, para garantizar redes digitales preparadas para el futuro y una infraestructura segura y resiliente, así como servicios digitales a escala europea, es necesario actualizar el marco regulatorio vigente. La transición hacia infraestructuras en la nube y el uso de inteligencia artificial exige conectividad más rápida, segura y confiable. También llama a superar la fragmentación del sector para aprovechar todo el potencial del mercado único digital.

Si el sector de las telecomunicaciones quiere desempeñar un papel central en el futuro digital de Europa, los responsables políticos deben ofrecer una revisión constructiva y alternativa que refleje la realidad de los mercados, alineándose al mismo tiempo con las ambiciones de la política industrial europea, tal y como han señalado acertadamente los informes de Draghi y Letta.

En nuestro reciente Policy Brief, “Eliminando barreras: hacia un verdadero mercado único de las telecomunicaciones”, proponemos abordar este objetivo a partir de tres pilares concretos:

  • Consolidación en los mercados nacionales: La escala no es negociable. Las inversiones sostenibles en redes de alta capacidad (fibra, 5G, edge-cloud), requieren una base de clientes lo suficientemente amplia para garantizar una rentabilidad de la inversión adecuada. Esta escala solo puede alcanzarse en los mercados nacionales donde los operadores despliegan sus infraestructuras. Las fusiones transfronterizas pueden parecer atractivas, pero la disparidad de la rentabilidad en los mercados geográficos —marcada por las diferencias en competencia, estructura de mercado y regulación— suele pesar más en la decisión de expansión que las posibles economías de escala. Sin escala en los mercados nacionales, la visión paneuropea seguirá siendo inalcanzable.
  • Simplificación frente a armonización: El sector vive un aparente contrasentido: la respuesta europea a la fragmentación regulatoria ha sido, con frecuencia, más regulación en el nombre de la armonización. En lugar de superponer normas comunitarias a los 27 marcos nacionales, es hora de apostar por un marco más simple, claro y preparado para el futuro. La simplificación, no la armonización por sí misma, es el camino hacia la eficiencia y la competitividad.
  • Convergencia tecnológica: La tecnología es el catalizador más potente para lograr un verdadero mercado único en telecomunicaciones. La cloudificación, las redes impulsadas por inteligencia artificial o los entornos abiertos de desarrollo digital basados en APIs están desdibujando las fronteras tradicionales de la conectividad. No podemos construir el Mercado Único con herramientas del pasado. Necesitamos un entorno regulatorio adaptado, que asegure condiciones de competencia equitativas en un ecosistema digital convergente, al tiempo que fomente la inversión en infraestructuras que posibiliten la innovación y el desarrollo de servicios y plataformas digitales a escala europea.

Europa se enfrenta a un momento decisivo. Los operadores invierten mucho para hacer realidad la visión digital europea, pero la caída de la rentabilidad, la sobrecarga regulatoria y la alta fragmentación en los mercados nacionales están debilitando su capacidad de desplegar infraestructuras de nueva generación. Un replanteamiento del Mercado Único no es una opción, es una condición necesaria para atraer inversión y situar a Europa en la vanguardia de la innovación digital.

Esta visión no contradice el proyecto europeo. Lo refuerza. Es una llamada al realismo, a una política basada en la confianza en la inversión, y a devolver la ambición digital e industrial al corazón del Mercado Único.

Si queremos una Europa que lidere en conectividad, soberanía y servicios digitales, debemos romper las barreras. Es el momento de la acción.

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