Según un estudio de la American Psychological Association, el 57% de los adultos reporta sentirse agotado debido al uso excesivo de dispositivos digitales. Esto es algo que todos lo hemos podido experimentar en algún momento, quizás después de una jornada intensa de reportes donde te has podido sentir abrumado de estar horas y horas trabajando con cifras y has sentido la necesidad de que tus ojos descansaran. Pues bien, este es un claro ejemplo de que necesitas llevar a cabo unas pautas que te ayuden a desconectar.
Cada vez son más las empresas que buscan un mayor equilibrio entre la cultura laboral y la hiperconexión. Y es por ello por lo que, este término está auge.
Beneficios del Mindfulness digital
El Mindfulness digital ofrece una amplia gama de beneficios que pueden notarse tanto a corto como a largo plazo, convirtiéndose en una herramienta muy poderosa e indispensable en el entorno laboral actual. Nos ayuda a:
- Reducción del estrés y la ansiedad: la limitación del uso impulsivo de pantallas y aplicaciones como TikTok, disminuyen la sobreestimulación mental.
- Aumento de la concentración: favorece la capacidad de mantener la atención en una sola cosa en vez de estar multitasking.
- Mejora la calidad del sueño: al reducir el uso excesivo de pantallas, especialmente antes de dormir, evitamos la exposición a la luz azul y consigo una mejora del descanso.
Ante la realidad que nos rodea, el mindfulness no solo ofrece un enfoque preventivo, si no que nos activa una forma de restaurar el equilibrio. Y los datos recientes lo confirman, según el estudio de BePresent 2024 Digital Wellness Report indica que el 76% de las personas sienten que pasan «demasiado tiempo» en sus teléfonos, con un promedio diario de cinco horas frente a la pantalla. Y el caso se agrava en la Generación Z, donde un 83% admite tener una «relación poco saludable» con sus dispositivos.
Herramientas
Esta práctica no solo se limita a un individuo, sino que también las organizaciones buscan su implementación para mejorar la productividad y la satisfacción del empleado. De ahí que cada vez estén más de moda herramientas y técnicas que son apoyadas desde los equipos de recursos humanos.
Bajo mi punto de vista, una de las más fáciles de implementar y útiles en el día a día es la técnica del “30/30”, que consiste en dedicar 30 minutos a una actividad sin pantallas, seguida de otros 30 minutos de uso controlado. Es una técnica parecida al Podomoro Timer (25 minutos de trabajo y 5 minutos de descanso). Al final de lo que se trata es de enfrentarnos a la sobrecarga digital y dar unos primeros pasos hacia el equilibrio saludable en la vida digital.
Otro hábito interesante para implementar de manera ágil es el modo “no molestar”. Algo tan sencillo que está en cualquier dispositivo con una función nativa que nos evita las notificaciones innecesarias.
Pero, además, también nos encontramos algunas apps muy interesantes que favorecen el bienestar digital e incluso, aúnan la sostenibilidad, ya que, con Forest, puedes concéntrate mientras se van plantando arboles virtuales cuando no usas el móvil. Y extensiones como StayFocused de Chrome, que lima el tiempo que puedes pasar en sitios web específicos.
Por último y no menos importante, si buscamos ese mundo real, podemos utilizar herramientas analógicas o físicas para dicho objetivo como el uso de cuadernos donde podemos escribir como nos sentimos después de reducir el uso digital y fomentar así, la conciencia o incluso, el empleo de relojes tradiciones o despertadores físicos para evitar revisar el móvil constantemente solo para conocer la hora o para despertarnos sin tener que revisar el primer WhatsApp que nos han enviado.
Límites en el uso de pantallas
Actualmente, establecer límites en el uso de pantallas es fundamental para cultivar una relación saludable con la tecnología y mejorar nuestro bienestar mental. Además, está filosofía está calando en todas las grandes tecnológicas como Apple, que han implementado funciones en sus dispositivos que permiten establecer límites de tiempo frente a la pantalla.
Uno de los pasos fundamentales para dar es definir horarios sin pantallas, especialmente al comenzar y terminar el día e incluso, identificar zonas libres de tecnología como puede ser el dormitorio o la mesa de comedor. Esto nos ayuda a generar un hábito y fomenta la conexión real con el entorno y las personas que nos rodean.
Esto unido a las herramientas y técnicas vistas en el punto anterior nos ayudan a marcar esos límites, pero es importante que esta limitación se convierta en un acuerdo colectivo con las personas que conviven con nosotros o que nos rodean, como familia y amigos, para así fortalecer los lazos y mejorar la calidad de tiempo compartido.
Por tanto, establecer límites a las pantallas no significa renunciar a ellas, si no aprender a usarlas conscientemente. La clave está en que nosotros tengamos el control sobre ellas y que decidamos en qué queremos invertir nuestro tiempo y atención, para que la tecnología esté a nuestro servicio y no al revés.
Conclusión
La práctica del Mindfulness digital propone un enfoque consciente sobre cómo, cuándo y por qué utilizamos nuestros dispositivos. No se trata de rechazar la tecnología, sino de usarla de forma más equilibrada y saludable para que no absorba todo nuestro tiempo.
No se trata de una simple moda, sino una poderosa herramienta que ha venido a recordarnos como podemos recuperar el control sobre nuestro tiempo, la atención y el bienestar en un mundo hiperconectado. En definitiva, nos invita a vivir de forma más consciente en el aquí y el ahora, otorgándonos más equilibrio y una vida más saludable.