¿Por qué te parece importante que tengamos pausas en nuestra vida?
De un tiempo a esta parte vengo observando cómo se pierde el hábito de tener pequeños momentos sin actividad concreta, o que ya ni siquiera se busca la posibilidad de tenerlos. Estamos obligándonos a estar siempre haciendo algo, sea lo que sea, y a buscar la sensación de ser siempre productivos. El asunto me interesó, así que leí un poco al respecto.
La idea es que hay que parar de vez en cuando y regalarse diez minutos de pausa para estar solo, para no comunicarse, para no hacer nada o para pensar en lo primero que venga a la cabeza. O para no pensar en nada y simplemente eliminar ruido. Apartarse un momento de la vida sobreestimulada que llevamos. Si somos honestos, ¿cuántos bloques de diez minutos perdemos cada día en cosas que en realidad no nos aportan nada?
¿Quieres decir que estar solo puede ser necesario?
Creo que sí, y que tener miedo a estarlo puede indicar problemas. Estar solo tiene además un valor a futuro, como entrenamiento para cuando quizá la soledad no deseada aceche. Lo mismo sucede con tener una afición: quizá no es necesario o no se echa de menos en ciertas etapas de la vida, pero cuando lleguen las penúltimas, tener una afición que se pueda hacer a solas (pintar, leer) o que nos haga estar con otros (cantar en un coro, salir a la montaña) será sin duda un apoyo.
¿Esta falta de paradas te parece un síntoma de algo concreto?
Creo que es un síntoma de un exceso de interconexión, o de una interconexión permanente e innecesaria, y los que entienden apuntan a que esto derivará en problemas si no se corrige. Desde que empecé a fijarme en esto he observado que muchas personas comienzan a sentirse incómodas cuando no tienen a su alcance el teléfono o cuando no están realizando alguna tarea.
Hay algo de síndrome de la [falsa] productividad, y además el móvil se ha vuelto el mando a distancia de la vida, el lugar desde el que se controla todo, y sin el que el humano occidental comienza a sentirse incompleto. Hay que dejarlo quieto de vez en cuando: fijémonos en el reciente apagón y en lo que cada uno hizo durante esas horas de inactividad electrónica; eso debería darnos alguna pista sobre lo que está pasando.
Estamos además enseñando a los más pequeños, que nos ven y nos imitarán. Pero, ojo, este no es un asunto de gente joven: de hecho, me causa extrañeza y cierta incomodidad ver a los mayores con sus móviles; creo que para ellos está naciendo una dependencia que antes no existía (y para la que no están preparados) y que acogen como medio de escapar de la soledad.
¿Por qué crees que es importante hacer pausas digitales? ¿Alguna indicación?
Consejo no puedo dar ninguno, porque sólo soy un observador sin formación, pero sí que me atrevo a apuntar que quizá hay que intentar al menos hacerse consciente de cómo y cuándo usamos el móvil: si no va a ser un uso activo (escribiendo o publicando o consultando algo que se necesita) y solo vamos a mirar lo que hacen los demás, probemos a apartarlo un rato.
Y cuando se quiera usarlo para distraerse o divertirse, pongamos límites de tiempo. Otra idea puede ser acudir a espacios que amparen esa cápsula de no hacer nada. Determinada arquitectura invita a hacer limpieza, o al silencio. Un jardín, un templo, una sala vacía, siempre hay sitios cercanos donde es más fácil desconectar. Me temo que esto ha quedado un poco autoayuda, ¿no?