Elisabet Garriga: «El valor de los programas de RSE se encuentra en su impacto social»

Recientemente se dio a conocer en Madrid la primera metodología para medir el impacto social de las iniciativas de Responsabilidad Social Corporativa. La autora es Elisabet Garriga , doctora...

Tiempo de lectura: 4 min
Laura Cabo Díez

Laura Cabo Díez 

Community Manager and Editor, Telefónica S. A. 

Recientemente se dio a conocer en Madrid la primera metodología para medir el impacto social de las iniciativas de Responsabilidad Social Corporativa. La autora es Elisabet Garriga, doctora en Administración por IESE Business School  y que posee una intensa experiencia internacional que incluye asesoramiento a las Naciones Unidas (PNUD) en la red del Pacto Mundial de Argentina.

 

Garriga, que actualmente dirige el Centro de Social Sustainability Impact en la escuela de negocios EADA, ha trabajado en este método con la Fundación Seres. Las experiencias con las empresas Grupo Norte, DKV y Citi muestran que el sistema funciona. Hablamos con Garriga para saber de primera mano en qué consiste.

 

¿Cómo define el impacto social esta metodología?

 

Como el efecto de un programa en la sociedad, más concretamente como la mejora de la calidad de vida y el bienestar de las personas que se benefician del mismo, los beneficiarios.

 

¿Y cómo se mide?

 

A través de la mejora de las capacidades generadas de los beneficiarios. Para identificarlas nos apoyamos en la teoría de las capacidades desarrollada por el Premio Nobel de Economía, Amartya Sen. Seguimos cinco pasos,: 1º realizando entrevistas con los responsables de los programas, 2º entrevistando a los beneficiarios, 3º elaborando una encuesta, 4º gestionándola y 5º y último con los datos obtenidos con estos pasos, antes del proyecto y después, se realizan unas ecuaciones estructurales para saber cómo han variado dichas capacidades elaborando los resultados y creando el índice de capacidades basado en la metodología del Índice de Desarrollo Humano del PNUD. El resultado es un valor del 0 al 1.

 

Las capacidades, como por ejemplo la autonomía, la empleabilidad o la iniciativa, entre otras, son diferentes según el tipo de proyecto, pero con las tres empresas hemos podido ver que hay muchas capacidades comunes y otras que son específicas del programa.

 

¿Qué capacidad es más prioritario mejorar hoy en día?

 

En el proyecto piloto de la investigación, hemos trabajado con tres colectivos: personas con discapacidad, mujeres que han padecido violencia de género y jóvenes en riesgo de exclusión. Los tres afirmaron que la empleabilidad, al permitirles ser independientes y mantenerse por ellos mismos, es la principal capacidad.

 

¿Cómo se puede traducir la medición de las capacidades y del impacto social en un retorno económico para la empresa?

 

Desde nuestra perspectiva se puede calcular el ahorro que generan estos programas a la sociedad, por ejemplo, lo que dejan de invertir los Gobiernos en ayudas y centros de acogida, ya que estas personas aumentan su empleabilidad e independencia económica. Para ver el impacto económico en la empresa, recomiendo una herramienta complementaria, la RSC², desarrollada también por SERES.

 

¿De verdad se trata del primer método para medir el impacto social que tienen los programas de RSE?

 

Así es. Hay estándares y guías como GRI que tienen indicadores pero se centran en la inversión que realiza la empresa en sus programas sociales o en el número de beneficiarios. En cambio esta metodología se centra en los destinatarios de los proyectos y su impacto en la calidad de vida y bienestar.

 

¿Cuáles son los próximos pasos para estandarizar esta metodología?

 

Nuestro objetivo es crear una batería de preguntas comunes a los distintos tipos de proyectos. Para cada capacidad conseguir 12 ítems que sea aplicable a una multitud de proyectos. Se trata de conseguir una herramienta de diagnóstico de impacto social útil para una empresa a la hora de poner en marcha un programa de RSE. Con ella podrán ver qué tipo de iniciativa se ajusta más a su negocio y estrategia, impacto en los grupos de interés y en los beneficiarios del programa. En este sentido, la metodología nos muestra que, antes de comenzar un programa de RSE, las organizaciones deben fijarse en los problemas que tienen las personas de su entorno para poder identificar a los beneficiarios y poder diseñar el programa que ayude (con otros organismos) a estos. El siguiente paso es ver cómo encaja con la empresa en función de su sector, su estrategia…El último paso es el impacto social, medir cual puede ser el cambio en las capacidades de los beneficiarios. Además, este sistema les facilitará el seguimiento del proyecto, de modo que podrán ir modificándolo si los resultados no son los esperados.

 

Si una empresa quiere usar el sistema de modo inmediato, ¿puede hacerlo?

 

En la siguiente fase, para poder consolidarla, queremos probarla con 15 y 20 compañías de modo que si alguna tiene interés, será bienvenida al proyecto.

 

– Puedes asistir a la presentación del estudio el próximo 12 de noviembre en Barcelona en EADA Business School a las 12.00h. Más información aquí.


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