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El dilema de la IA y la privacidad

Resulta raro que en la actualidad no se escuche hablar de inteligencia artificial en casi cualquier conversación. La conocida como IA ha llegado para revolucionar nuestras vidas, ayudándonos en las tareas más cotidianas y haciendo más sencillo y eficiente nuestro día a día.

Daniel Consentini

Resulta una herramienta esencial que poco a poco se está introduciendo en nuestras vidas, incluso siendo nuestro mejor consejero y “amigo”. Lo que deberíamos preguntarnos es como de fiable o privado es todo lo que le contamos a esta inteligencia artificial.

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La IA como un inmenso almacén de datos

Debemos ser conscientes de cómo funciona la inteligencia artificial. Mas allá de complejos algoritmos, es una herramienta que se nutre y aprende en base a datos. Podríamos considerar que es un gran recolector de información de cualquier índole, todo le sirve para seguir avanzando, aprendiendo y ser mejor y más eficiente.

En este caso podríamos diferenciar dos formas de “recolección”, aquella que extrae de Internet a través de información pública disponible en sitios web, foros, redes sociales, etc. Y, por otro lado, la información que nosotros mismos le ofrecemos a través de su “chat”. En ambas ocasiones, es información que usa para entrenar.

En este contexto, textos con información personal, imágenes propias o voz que le demos como comandos a través de altavoces inteligentes, por ejemplo, serán usados para mejorar los modelos actuales, sin distinción entre si se trata de algo personal o no.

Igualmente, la IA es capaz de analizar toda esta información “más allá del ojo humano”. Por ejemplo, cuando subimos una imagen también estamos subiendo metadatos. Esto es, información del dispositivo, ubicación, momento, etc. Todo sirve para que la IA nos conozca un poco más.

En este sentido, da igual si interactúas con la IA con este tipo de información. Como se mencionó anteriormente, estas herramientas recorren Internet para encontrar fotos personales o textos escritos propios, en caso de estar expuestos públicamente. Si está en Internet, está al alcance de todos, incluyendo la inteligencia artificial.

¿Cuáles son los riesgos?

Los riesgos atacan directamente a nuestra propia privacidad e, incluso, como navegamos por la red. A continuación, se presentan una serie de problemáticas para su tratamiento donde se trata de explicar cada caso:

  • Perdida de la intimidad. Resulta algo puntual, pero en varias ocasiones me encuentro con personas que comentan que la IA es como “su mejor amigo” o su “psicólogo”. En este tipo de conversaciones se está ofreciendo una cantidad ingente de información personal y confidencial, y esta es almacenada para su tratamiento por la IA y aquellas personas que la administran. Se pierde totalmente nuestra vida personal y nuestra intimidad.
  • Filtración de datos personales. Parece el caso más evidente, si damos nuestra información a la IA, es viable que puedan terminar en manos inapropiadas. Igualmente, hay que recordar que la IA es entrenada con nuestros datos, por lo que podrian darse respuestas a otros usuarios vinculados a información personal. Por ejemplo, en el año 2023 personal interno de la empresa Samsung subio información confidencial al chat de ChatGPT. Esto se almacenó en los servidores de la compañía generando una fuga de información.
  • Acceso no autorizado a nuestros datos. Los datos expuestos públicamente podrían ser utilizados por la IA sin consentimiento o falta de aprobación. Cuando se tiene, por ejemplo, una red social con carácter público, nuestras fotos, comentarios e información general, queda expuesta para el almacenamiento y revisión de la IA.
  • Suplantación de identidad o “deepfakes”. Se comento con anterioridad que la IA también procesa imágenes y voz. Ahora imaginemos que puede replicar de forma casi exacta la imagen de nuestra cara y nuestra voz personal. Estamos hablando que podría hacerse pasar por nosotros en la gran mayoría de escenarios, o utilizar nuestra imagen en contextos donde no ha sido aprobada.
  • Respuestas personalizadas. Al entrenar a la IA con nuestra información estamos generando una personalización de nosotros mismos. Esto prodría ser utilizado por la propia IA o por terceros para ofrecernos la respuesta que queremos o guiarnos a un supuesto fin determinado. Nuestra información es dinero y una vez que la entregamos, no sabemos en qué manos puede terminar.
  • Sesgos personales. Aunque está estrechamente relacionado con lo anterior, no se podría tratar de un problema de privacidad en sí mismo. Aun así, la IA puede ser entrenada y ofrecer las correspondientes respuestas en base a datos sesgados y discriminatorios en base a raza, religión u otros factores.

Protegiendo nuestra privacidad

Llegados a este punto sabemos que nuestra información es la base del aprendizaje de la inteligencia artificial. La conocida como IA se alimenta de todo tipo de datos para hacerse cada vez más eficiente, pero ¿cómo podemos protegernos?

Lo más evidente y directo sería pensar, antes de nada, que queremos contar a la inteligencia artificial y como orientarlo para no entregar datos privados. Podemos inventar una historia o poner ejemplos sin entregar nuestros datos personales. La IA no es ni nuestro amigo ni nuestro psicólogo, es una “máquina” que se alimenta de nuestra información y cuento menos nos conozca, mejor. Igualmente, es especialmente importante no compartir datos confidenciales o contraseñas en los chats.

Siempre que sea posible, trata de limpiar el historial de “chats” generados con la IA, o los comandos de voz de los correspondientes asistentes inteligentes. No lo guardes indefinidamente pues el riesgo aumenta.

Considera el uso de inteligencia artificial que tengan un buen uso de la privacidad entre sus políticas. Igualmente, se puede valorar el uso de IAs de código abierto, ya que suele estar auditados y revisados de forma global.

Revisar aquellos entornos web públicos donde tengamos información personal. Como se mencionó, la IA recorre constantemente novedades en redes sociales, blogs, webs generales, etc. en busca de información. Exponiendo nuestra imagen o datos a Internet de manera pública también permite que estemos expuestos a la inteligencia artificial.

Un punto importante que no se realiza comúnmente es la lectura y comprensión de los términos y condiciones de la política de privacidad con el uso de la inteligencia artificial. Es importante tomarse un tiempo en cómo, cada empresa maneja nuestros datos.

Hay que darle la importancia que se merece a nuestra información personal, y no exponerla libremente en cualquier tipo de plataforma. La inteligencia artificial es una herramienta fantástica, pero como tal, debemos tomar las correspondientes precauciones, evitando entregar más información de la cuenta. Tenemos como objetivo aprender a convivir con nuestro “nuevo amigo” digital, pero sin que ello signifique perder nuestra propia identidad.

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