Confianza, transparencia y control: las claves del Día internacional de la Privacidad

Apostamos por la creación de un modelo de gobernanza de los datos que genere confianza y proporcione control y valor a nuestra vida digital.

Tiempo de lectura: 4 min
Lourdes Tejedor / @madrid2day

Equipo de Políticas Públicas, Telefónica.

 

Cada 28 de enero se celebra internacionalmente el Día de la Privacidad, conocido en Europa como Día la Protección de Datos, con el objetivo de concienciar y promover las mejores prácticas en el uso y tratamiento de datos personales. En esta fecha se conmemora la firma del Convenio de Protección de Datos del Consejo de Europa o “Convenio 108”, el primer instrumento internacional jurídicamente vinculante en esta materia, que fundó las bases de marcos sólidos para la salvaguardia de la privacidad, como es el caso del archiconocido Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).

La privacidad no es un concepto sencillo de definir. Sus límites están determinados por la historia, el contexto cultural, los usos y, más recientemente, por el progreso tecnológico. A pesar de esta dificultad para encontrar una acepción concisa del término, la privacidad es un valor fundacional de las sociedades democráticas y responde al derecho de las personas a que nada ni nadie interfiera en su vida privada.

Este derecho ha cobrado aún más relevancia con la digitalización que nuestras sociedades y economías están experimentando en las últimas décadas. Los datos están transformándolo todo permitiéndonos avanzar a un ritmo que nunca podríamos haber imaginado. Sin embargo, esta rapidez también está provocando una sensación de pérdida de control sobre nuestra vida digital. Según revela la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA), el 55% de los europeos aún teme que delincuentes o estafadores accedan a sus datos personales.

 

Privacidad y datos personales

 

En Telefónica creemos que la digitalización debe empoderar a las personas. Esto implica saber aprovechar el enorme potencial que ofrece el uso de los datos, a la vez que se mitigan los posibles riesgos asociados a esta práctica. Tenemos una premisa clara: la tecnología debe ir de la mano del respeto a la privacidad y el consentimiento de la persona concernida.

Para ello, se necesita un enfoque renovado sobre la responsabilidad de las empresas y las Administraciones Públicas hacia las personas y sociedades a las que ofrecen sus servicios. Se debe aspirar a crear una gobernanza de los datos que genere confianza proporcionando control y valor a la vida digital y a los datos que generan los usuarios.

Este modelo ha de estar basado en cuatro ejes fundamentales: garantizar el control a los usuarios, transparencia, capacidad de elección y seguridad: 

  • Las personas han de tener la capacidad de gestionar y tener control sobre sus datos personales. Esto implica posibilitar el acceso a sus datos y a la información adicional sobre riesgos y beneficios asociados a su gestión.
  • El principio de transparencia supone poner a disposición de las personas herramientas sencillas que lo sustancien y un desarrollo tecnológico adecuado para poder generar potenciales beneficios asociados al uso de los datos.
  • Las personas deben tener a su disposición opciones reales (“granular choice”) sobre cómo usar los datos evitando el binomio “todo o nada” tan habituales y presentes en los términos y condiciones en los servicios digitales.
  • Los datos deben estar seguros y preservar la vida privada de las personas. Esta es la base de nuestro negocio y nuestra principal consideración al diseñar nuestros servicios y colaborar con terceras partes.

 

Seguridad y privacidad

 

La protección de la privacidad de los usuarios debe ser una condición sine qua non a la hora de ofrecer servicios digitales. En la era digital, debemos considerar la privacidad y la innovación como palancas de oportunidad. De hecho, las ideas más innovadoras y prometedoras de la actualidad tienen como punto de partida la privacidad de los usuarios. Todas ellas se basan en la premisa de que las personas deben tener el control para decidir qué comparten con quién, cuándo y dónde. Estas propuestas innovadoras fomentarán la confianza en los servicios digitales, promoverán el desarrollo de la economía digital y multiplicarán las oportunidades que puede ofrecer a los individuos y a la sociedad en su conjunto.

En este sentido, es esencial favorecer nuevos mecanismos que otorguen más control y capacidad de elección al usuario sobre las decisiones que toma en el entorno digital. Las empresas y las Administraciones Públicas que utilizan o desarrollan dichos servicios deberían implementar las mejores prácticas existentes para que su uso sea responsable. Una relación basada en la confianza entre las partes implicadas en el proceso será, en última instancia, la base de un nuevo modelo de intercambio equitativo de datos que nos permita disfrutar al máximo de una vida digital plena, segura y confiable.

Finalmente, es importante referirse a la necesidad de que la normativa de protección de datos, tanto en la fase de su elaboración como en la de su desarrollo e interpretación, genere la necesaria certidumbre y dé respuestas adecuadas y suficientes a los operadores económicos que deben aplicarla. Esto será especialmente relevante en cuestiones asociadas a la innovación, a los complejos ecosistemas de los nuevos productos y servicios y al entorno digital hiperconectado basado en el movimiento internacional de datos.

 


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