La semana pasada ya hicimos un avance sobre la VII Cumbre de las Américas en Panamá porque efectivamente nos encontrábamos ante un hito histórico. De hecho en ella se produjo la escenificación del acercamiento diplomático entre Cuba y EEUU. Se cumplieron todos los vaticinios incluyendo el apretón de manos cuya foto se ha convertido en el icono de la Cumbre. Así, en clave muy positiva se produjeron la reunión bilateral entre Barack Obama y Raúl Castro, las declaraciones cargadas de esperanza, la eliminación de Cuba de la lista de naciones que apoya el terrorismo, así como la pronta reapertura de Embajadas en La Habana y Washington.
También quedó claro en la Cumbre que el acercamiento diplomático no elimina todas las trabas existentes de la agenda bilateral entre los dos países. De una parte, quedará pendiente para el próximo Congreso de EEUU la eliminación del embargo económico a la Isla y de otra, la introducción de medidas aperturistas en ella.
La relación Cuba-Estados Unidos no formaba parte de la agenda oficial de la Cumbre pero, sin duda, el histórico avance producido en el restablecimiento de las relaciones entre esos países no sólo tiene un impacto sobre las relaciones bilaterales, sino que supone un logro sin parangón en la normalización de las relaciones políticas en el Hemisferio. Esta fue, sin duda, el hito de la Cumbre y por lo que será recordada en la historia.
En otro orden de cosas, es verdad que la Reunión de Jefes de Estado llegó a su fin el sábado por la noche sin declaración final como, por otra parte, se temía. A pesar de la multitud de negociaciones llevadas a cabo entre los cancilleres, el bloqueo venezolano impidió alcanzar la unanimidad. Aun así el Presidente anfitrión, Juan Carlos Varela, anunció un informe final de los trabajos que incluye 42 acuerdos de los 48 previstos en el documento técnico cuyo centro de gravedad era la cooperación para el desarrollo social tal y como expresa su mismo título “Prosperidad para la equidad”. Los seis acuerdos que no se concretaron estaban relacionados con temas políticos en los que Venezuela protagonizó el bloqueo.
La Cumbre también fue un buen escenario para la celebración de otras reuniones bilaterales. Entre ellas destaca la de EEUU con Brasil en la que Dilma finalmente aceptó la invitación de Obama de visitar EEUU. Allí mismo confirmó un viaje oficial a EEUU el 30 de junio que servirá para allanar las discrepancias diplomáticas provocadas desde el estallido de las denuncias de espionaje reveladas por el caso Snowden en 2013.
En el ámbito social, la reunión de la Sociedad civil ha estado marcada por un cierto desorden organizado por los partidarios del sistema castrista. Un comportamiento en las antípodas del que hemos visto en el foro presidencial. De hecho, estos representantes oficiosos de la Isla han provocado multitud de altercados, que según algunos analistas, han servido para que los cubanos no crean que con la distención de Castro con Washington se avecina un cambio en la política represiva interna.
En el ámbito empresarial, destaca la participación de las dos grandes empresas norteamericanas Facebook y Google. Zuckerberg participó en una sesión Future Flash con el Presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, en la que anunció el lanzamiento de internet.org en la región latinoamericana. Se reunió en privado también con las Presidentes de Brasil y Argentina además de despertar gran interés entre los distintos asistentes. Google, representado por Vinton Cerf, defendió, por su parte, la expansión de internet en la región alegando que no hay excusas para no invertir en internet en toda América Latina.
En definitiva, empieza un nuevo momentum político en la región que supondrá un avance histórico. En 2018 se celebrará la próxima Cumbre – la VIII Cumbre de las Américas a propuesta del presidente Ollanta Humala, con la aprobación del Congreso, en el Perú y allí podremos hacer recapitulación de los progresos reales que se hayan producido. Es una oportunidad que el Continente americano no debe desaprovechar.
