Incluso, a veces me avisan porque tienen varias llamadas perdidas de números muy parecidos y no saben si bloquearlos o eliminarlos y además están preocupados por si es algo importante.
Estamos hablando de la famosa “brecha digital”, aunque en muchas ocasiones también sucede que ya no ven bien, les tiembla el pulso o, aunque les has explicado varias veces cómo hacerlo, se les olvida. ¿Qué vamos a hacer con los mayores en este sentido?
Algunos ejemplos
Las principales quejas que oigo de las personas de mi entorno es que no quieren hablar con máquinas y exigen que alguien “de carne y hueso” les atienda cuando tienen que gestionar algo relacionado con los suministros de la casa, cuando tienen que hablar con el operador de telefonía, para gestionar una cita médica o para hablar con el ayuntamiento.
Normalmente, prefieren ir al centro médico y pedir la cita en la recepción, como siempre se ha hecho, o ir al banco y que una persona gestione sus cuentas, en lugar de hacerlo en el cajero automático. Necesitan que sea todo más sencillo.
Esto sucede cada vez más en todas partes. Sin ir más lejos, mi madre, a sus casi 80 años, acude al polideportivo cada día para hacer deporte en las máquinas, montar en bicicleta estática o andar en la cinta y para ello tiene que reservar con antelación la clase a través de una web que no paran de modificar y esto se convierte en un problema.
Ella es muy constante y no quiere dejar de hacer ejercicio porque la web no funciona bien y algunas veces me pide ayuda, pero si yo no estoy, se va directamente al polideportivo para que alguien lo gestione. Algunas veces lo consigue, dependiendo de quién esté en ese momento, y otras, es más complicado. Tiene amigas que, como a ella, les cuesta mucho realizar la reserva y no tienen tanta paciencia y al final dejan de asistir al polideportivo y seguro que esto es muy habitual en personas de estas edades.
Las estadísticas
Leí que más del 27% de los españoles mayores de 65 años nunca ha utilizado internet y que esta brecha digital preocupa a más del 50% de los mayores de 50 años y más del 75% de las personas de más de 80 años. Teniendo en cuenta que la esperanza de vida cada vez es más alta, creo que es algo que tendríamos que arreglar los más jóvenes.
La tecnología avanza a pasos de gigante, cada vez hay más aplicaciones para el móvil, más automatismos, más siglas que no conocemos, más anglicismos, etc. Y, no sólo eso. Con la llegada de la Inteligencia Artificial, todo un mundo de nuevas experiencias se nos presenta delante de nuestros ojos.
Las habilidades blandas
Las “habilidades blandas” son muy necesarias para el trato con las personas y mucho más con nuestros mayores. Algunas de ellas son la empatía, el respeto, la congruencia, la capacidad de tranquilizar, la inteligencia emocional, la paciencia o la comprensión, entre otras.
Existen formaciones específicas que están ofreciendo en algunas empresas, centros, asociaciones, etc., pero ¿qué ocurre con todas esas personas que no salen de casa más que para ir a comprar y poco más? ¿Y con aquellas formaciones que son online, y los mayores no saben acceder? O ¿qué pasa con aquellos mayores que simplemente por temas de salud no pueden trasladarse a ningún centro, pero que siguen necesitando realizar gestiones y comunicarse con el mundo?
Proyectos para superar la brecha digital
Afortunadamente, hay muchos proyectos en marcha. Algunos muy relevantes como Renacer Digita de Fundación Telefónica o Brújula, orientada a promover políticas e iniciativas público-privadas, tanto en Europa como América Latina, con el objetivo de cerrar la brecha digital sin dejar a nadie atrás.
También existen otros como Cogniti , Creared de la Cruz Roja, o el teléfono móvil para mayores Maximiliana, la asociación de Adopta un abuelo. Asimismo es importantes que las aplicaciones se adapten a los más mayores, pero aun así, no es suficiente, hay que seguir apostando por ayudarles a superar esta problemática.
Las formaciones digitales para superar la brecha digital también deberían estar más extendidas, más al alcance de todos, y una idea para ello que se me ocurre es darse más a conocer, no solo por internet. Si los más mayores están siempre viendo la televisión, por ejemplo, ¿por qué no hacen más programas divulgativos para ellos? Pongámonos en sus zapatos, veamos sus necesidades reales y tratemos de solucionarlo. Siempre habrá una vía más fácil para ello.
Reflexionemos, hoy son ellos, pero mañana nosotros ocuparemos su lugar, y al ritmo tan vertiginoso que va todo y que, con la edad, algunas capacidades van disminuyendo, si no lo arreglamos hoy, tendremos la misma sensación y la brecha no se habrá cerrado.
