Vacaciones en familia: Desconectar para reconectar

Con la llegada del verano, las rutinas escolares desaparecen y el tiempo libre se multiplica. Lo que podría ser un momento ideal para la convivencia familiar, la conversación y el juego compartido, a menudo se ve invadido por un enemigo silencioso: el uso excesivo de pantallas.

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Chimo Villena Seguir

Tiempo de lectura: 5 min

Niños hipnotizados por vídeos sin fin, adolescentes atrapados en redes sociales y padres ausentes detrás de un móvil que nunca se apaga. El verano, lejos de unirnos, muchas veces nos separa.

El impacto silencioso del “abuso digital”

El uso excesivo de pantallas durante las vacaciones no solo afecta al tiempo de ocio, sino que deteriora progresivamente la convivencia familiar, el bienestar emocional y el desarrollo saludable de niños y adolescentes. Una de las consecuencias más visibles es la pérdida de espacios de conversación reales: comidas y cenas en las que cada miembro de la familia está absorto en su dispositivo, ignorando a los demás —lo que conocemos como phubbing— y la desaparición de momentos compartidos que antes servían para planear juntos, charlar o reír. Las pantallas sustituyen los planes familiares, diluyen la conexión emocional y generan una sensación de aislamiento silencioso, aunque estemos físicamente cerca.

Por otro lado, el fenómeno del vamping —uso de dispositivos hasta altas horas de la noche— se ha convertido en una rutina habitual en muchos hogares. Esto interfiere en el descanso, pero además multiplica los efectos negativos del uso abusivo de pantallas, provocando irritabilidad, fatiga y problemas de concentración, que en muchos casos derivan en un bajo rendimiento escolar. Al mismo tiempo, esta hiperconectividad favorece el sedentarismo: las horas que antes se dedicaban a jugar, salir o moverse, ahora se consumen frente a una pantalla, afectando directamente a la salud física, aumentando el riesgo de obesidad infantil y reduciendo la energía vital necesaria para un desarrollo equilibrado.

En conjunto, estos hábitos no solo impactan la salud física y emocional, sino que erosionan la calidad del vínculo familiar, generando un modelo de relación donde la tecnología desplaza la presencia, la atención y el cuidado mutuo.

Tal es así que la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha revisado sus recomendaciones de uso de pantallas según las edades a la baja, recomienda:

  • 0 pantallas antes de los 2 años.
  • De 2 a 5 años, máximo 1 hora al día con acompañamiento.
  • De 6 a 12 años, entre 1 y 2 horas, sin pantallas antes de dormir.
  • En adolescentes: uso equilibrado, con normas y momentos de desconexión.

Y recuerda algo esencial: el ejemplo de nosotros los padres es crucial para un uso de las pantallas, por eso queremos compartir con vosotros, lectores un plan, un acuerdo que se puede elaborar en 6 sencillos pasos, donde todos en la familia tomamos consciencia del uso que estamos haciendo de pantallas y llegamos a acuerdos sobre tiempos con y sin dispositivos, actividades familiares, reparto de tareas y responsabilidades familiares:

El Plan Digital Familiar de Verano

  1. Toma de conciencia en familia: Sentaos juntos y analizad cuántos dispositivos hay, quién los usa, cuánto y para qué. Podéis utilizar aplicaciones como Bienestar Digital (Android) o Tiempo de Uso (iOS/Mac) para ver datos reales. Reflexionar en familia es el primer paso hacia el cambio.
  2. Acordar ajustes y herramientas de apoyo
    Pactad qué modificar: reducir redes, evitar pantallas en comidas, apagar antes de dormir… Apoyaros en aplicaciones de control parental como Family Link o Qustodio, que permiten gestionar tiempo y contenidos. Estas herramientas son muy importantes para gestionar un buen uso en los más pequeños y adolescente y se pueden ir retirando progresivamente, en función de la madurez y responsabilidad del menor.
  3. Diseñar un horario equilibrado
    Alternad tiempos digitales con actividades no tecnológicas y variadas: juegos de mesa, deporte, lectura, salidas o propuestas creativas. Aprovechad también para configurar un calendario familiar que incluya tareas del hogar compartidas y responsabilidades cotidianas (poner la mesa, regar las plantas, bajar la basura, ayudar con la compra…). Ajustar estas tareas a la edad de cada niño no solo es útil, sino educativo: favorece su sentido de pertenencia al grupo familiar, refuerza su autoconcepto y potencia su autoestima al sentirse capaces, útiles y valorados. Diseñar juntos ese horario (incluso dibujarlo o imprimirlo con colores) ayuda a que todos se comprometan y lo vivan como un plan común, no como una imposición.
  4. Montar un “Parking Digital”
    Elegid un lugar físico (una caja, estantería, cajón) donde se dejan los dispositivos durante los ratos sin pantalla, especialmente por la noche. Dormir sin móvil mejora el descanso y evita problemas innecesarios.
  5. Revisar juntos el plan semanalmente
    Dedicad un breve espacio a valorar lo que se ha cumplido, lo que ha costado más y qué se puede ajustar. Lo importante es crecer en equipo.
  6. Celebrar los logros con recompensas compartidas
    Una cena en un lugar especial, una película en familia, una excursión o una actividad solidaria. El objetivo: reforzar lo que nos une.

Podemos usar la tecnología, para ayudarnos a “reconectar” , haciendo un uso más eficaz y eficiente de la misma: ChatGPT y GPTs personalizados:

Aunque parezca contradictorio, la tecnología bien utilizada puede ayudarnos a desconectarnos del uso excesivo de la misma. Herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT pueden actuar como asistentes positivos en la educación digital familiar.

¿Sabías que puedes crear tu propio GPT personalizado sin saber programar? Se trata de una versión de ChatGPT diseñada por ti, con las funciones que desees: rutinas de salud digital, preguntas de reflexión, propuestas de ocio, recetas, ideas para juegos, etc.

¿Qué puede hacer una inteligencia artificial familiar personalizada?

  • Recordarte rutinas de desconexión: “¿Has paseado hoy sin el móvil?”
  • Lanzar preguntas de autocoaching: “¿Te sentiste mejor o peor después de estar 3 horas en TikTok?”
  • Sugerir retos o actividades: “Organizad una cena sin pantallas con juego de preguntas”
  • Crear un plan semanal con ideas para compartir en familia

¿Cómo se crea uno?

Desde la web de ChatGPT, entra en “Explorar GPTs” y selecciona “Crear un GPT”. El asistente te guiará paso a paso. Aquí tienes un vídeo explicativo en español para aprender a hacerlo.

La IA no sustituye el vínculo familiar, pero puede ser una guía amable y creativa para reconducir hábitos, fomentar la reflexión y planificar juntos.

En definitiva, el verano es una gran oportunidad para resetear en familia. Y no basta con apagar los móviles para encender las conversaciones, reactivar los juegos compartidos, recuperar la mirada y la risa sin filtros.

“Educar en el uso responsable de la tecnología es una cuestión familiar que no consiste en prohibir, sino en acompañar y aprender juntos”.

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