Digitalización y datos: la base para construir las Smart Cities

Millones de datos. Estos son los cimientos sobre los que se levantan las smart cities, que ya han dejado de ser futuro, para transformarse en realidad. Gracias, como no, al desarrollo de las telecomunicaciones, de las nuevas tecnologías y de la digitalización.

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Millones de datos. Estos son los cimientos sobre los que se levantan las smart cities, que ya han dejado de ser futuro, para transformarse en realidad. Gracias, como no, al desarrollo de las telecomunicaciones, de las nuevas tecnologías y de la digitalización.

Según estimaciones proporcionadas por la ONU, más del 55% de la población mundial vive en la actualidad en núcleos urbanos, y se espera que esta cifra alcance el 68% en 2050. Por lo tanto, el uso de las nuevas tecnologías será fundamental en el futuro para hacer de los entornos urbanos espacios que contribuyan al bienestar y seguridad de sus habitantes.

Tecnología y conectividad

Para ello, las ciudades inteligentes necesitan herramientas que aporten datos, que los almacenen y después los analicen, de forma masiva, anónima y en tiempo real, para ayudar a sus gestores a tomar decisiones de forma inmediata. Y para obtener esta información son necesarias las infraestructuras digitales, desplegadas a través del uso de nuevas tecnologías como el IoT, (Internet de las Cosas), que permita a los entornos y a los dispositivos enviar esa información.

El uso de big data también resulta fundamental para recoger y analizar todos esos millones de datos producidos, tanto por los propios ciudadanos como por los objetos conectados a la red. Esta tecnología ayuda a categorizar a gran velocidad todos esos datos, reconocer su fiabilidad y darles un valor para su análisis.

Otras tecnologías necesarias para alimentar el funcionamiento de una smart city son el machine learning, la inteligencia artificial o la realidad aumentada, que podrán ser utilizadas en ámbitos como la medicina, la cultura o la educación.

Pero nada de esto es posible sin una red móvil que pueda asumir esta demanda en el tráfico de datos como el 5G. Esta red de última generación tiene tres grandes ventajas: baja latencia, alta velocidad y gran densidad. Es decir, aporta un retardo en la transmisión de datos de entre 1 y 5 milisegundos (el 4G es de 50 milisegundos); también aumenta las tasas de transferencia de datos de 1 Gbps hasta picos teóricos de 20 Gbps; y alta capacidad de la red para mantener conectados miles de dispositivos a la vez en pequeñas zonas. Debido a la importancia que tiene el 5G para la conectividad de las ciudades, Telefónica ha mantenido durante 2020, y a pesar de la crisis sanitaria, un gran esfuerzo para desplegar esta red de última generación y alcanzar actualmente el 80% el territorio español. Esto favorecerá el desarrollo de plataformas digitales en los núcleos urbanos.

Inteligentes y sostenibles

Las ciudades inteligentes pueden mejorar la gestión de los recursos y los servicios que ofrecen a quienes las habitan, fomentando a la vez un desarrollo sostenible: gestionando de manera eficiente el uso de la energía adaptando la intensidad del alumbrado en espacios públicos y privado a las condiciones ambientales, o controlando la temperatura en edificios inteligentes.

La gestión inteligente del agua será vital para las megaciudades del futuro: controlar los recursos hídricos disponibles, su almacenamiento, su tratamiento, su calidad o el uso más adecuado en cada momento. Esto permite también adelantarse a picos de necesidad en el abastecimiento, por ejemplo, en ciudades cuya población pueda variar estacionalmente, adaptar el riego de los parques públicos, mantener unas infraestructuras adecuada para evitar fugas, o incluso estudiar el agua para prevenir epidemias.

Uno de los usos más conocidos de las smart cities es el control del tráfico, gracias al coche conectado. El 5G permite que los vehículos se comuniquen entre sí, y con otros dispositivos, mejorando la seguridad vial para todos, incluidos peatones y la fluidez del tráfico gracias a la gestión de los semáforos en tiempo real. La conectividad ayuda a regular las plazas de aparcamiento, fomenta una nueva movilidad a través del transporte público y multi modal, ayuda a las empresas de logística a trazar las mejores rutas de reparto, para evitar atascos en el centro de las ciudades, mejorando así la calidad del aire.

Las ciudades inteligentes también proporcionan mayor seguridad a sus habitantes gracias al uso de drones y otros sistemas de monitorización capaces de detectar peligros en las vías públicas. Las telecomunicaciones ofrecen entornos más fiables e inclusivos, facilitando el uso de servicios a personas con discapacidad visual, como el transporte público gracias al uso de aplicaciones en sus smartphones. La conectividad también ayuda a gestionar adecuadamente los servicios de salud y garantizar una atención rápida o incluso proporcionar atención sanitaria en remoto, incluyendo cirugías o terapias asistidas gracias a la realidad virtual.

Otro beneficio que proporcionan las ciudades conectadas es la gestión eficiente de los residuos generados y la capacidad de reciclarlos gracias a la puesta en marcha proyectos para su manejo mediante sensores. Esto repercute de manera muy favorable en la salud pública y el bienestar de los ciudadanos.

Por último, las smart cities fomentan, gracias a la digitalización, la participación ciudadana permitiendo que las personas que habitan en esas ciudades puedan comunicarse con los responsables públicos para pedir soluciones o exigir transparencia en la gestión que estos hacen.

Son muchos los usos y aplicaciones que las nuevas tecnologías y la conectividad tienen para hacer de las ciudades un espacio más habitable para todos. Para Telefónica es importante fomentar su desarrollo y abordar cuanto antes el nuevo ecosistema digital innovador y emprendedor en el que van a crecer las poblaciones.


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