¿A qué se refiere el concepto de tecnología de dispositivos móviles?
Se refiere a todo lo que tiene que ver con “las tripas” de los dispositivos, lo que hace que funcione lo mejor posible el terminal que tenemos cada uno en nuestras manos. Trabajamos para llevar las novedades desplegadas por Telefónica, a los terminales, haciendo que los dispositivos funcionen estupendamente en nuestras redes. Trabajamos para que tu experiencia con tu móvil sea la mejor.
¿Cuáles son los principales componentes de un dispositivo móvil?
Tomando el smartphone como ejemplo típico de dispositivo móvil, su arquitectura o principales capas serían, a grandes rasgos, tres: módem, sistema operativo y aplicaciones.
Empezando por la base, la de más abajo, que es la del módem (o chipset): es el componente que permite la conectividad con redes móviles (¡seguro que os suena lo de 2G, 3G, 4G o, ahora, 5G en los terminales más modernos!). Se encarga de la comunicación con la red del operador y gestiona las llamadas, los SMS, y los datos móviles. Aquí se incluyen como actores clave, no sólo los fabricantes de estos chips o SoC- “system on chip”- si van integrados, sino también los diseñadores de la arquitectura del chip o las empresas que se encargan de las bandas de frecuencia.
Después está el sistema operativo, que es el programa o código software que gestiona el hardware del equipo (como la pantalla, el teclado, los sensores o la cámara) y permite usar las aplicaciones, gestionar la memoria y la batería u organizar cómo se guardan los archivos. Aunque hay otros también, los dos principales son Android, en la mayoría de los terminales y controlado por Google e iOS, en los iPhone y controlado por Apple.
Finalmente tenemos la capa de aplicaciones (o “apps”, en su abreviatura inglesa), que son los programas que el usuario utiliza directamente. Se dice que una app es “nativa”, si está instalada en el sistema la primera vez que enciendes el móvil. Si no, es “descargada” desde tiendas como Play Store o App Store, dependiendo de si el sistema operativo es Android o iOS, respectivamente. Las apps utilizan interfaces o “servicios” del sistema operativo para funcionar e interactuar con el hardware del dispositivo. ¡Seguro que en tu móvil tienes muchas, como el navegador, la cámara, el correo electrónico o el WhatsApp!
¿Cómo ha evolucionado en los últimos años?
Aunque la arquitectura básica es similar, la evolución ha sido tremenda. Piensa en los primeros móviles: eran fácilmente distinguibles y a simple vista sabías si era un Alcatel o un Nokia. La llegada del iPhone en 2007 supuso un antes y un después para los fabricantes de dispositivos (también llamados OEMs- Original Equipment Manufacturer), y hoy en día, si pones varios terminales apagados seguidos, es difícil diferenciar uno de otro.
Las pantallas son cada vez más grandes, algunas empiezan a ser flexibles. El teclado físico ha desaparecido y ahora aparece en pantalla. Los procesadores son a veces tan potentes como un miniordenador. Ya no sólo puedes hacer llamadas y enviar mensajes cortos, sino que hay multitud de aplicaciones que te permiten comunicarte de muchas maneras distintas (chats, redes sociales, cámara…) y ayudarte a gestionar el día a día, organizar tu tiempo libre, etc.
Han evolucionado hasta convertirse en nuestra “mano derecha”, haciéndonoslo pasar “regular” el día que nos lo olvidamos…
¿Hacia dónde puede encaminarse con el avance de las nuevas tecnologías?
Si hasta ahora se han convertido en una herramienta muy útil, con las nuevas tecnologías que van a permitir mejores prestaciones y conectividad más rápida, y ayudado por la inteligencia artificial, acabarán siendo un verdadero asistente, que incluso se adelantará a nuestras necesidades.
Hay voces que auguran el fin de la era de los teléfonos inteligentes, pero creo que, aunque en el futuro habremos ampliado nuestro ecosistema personal con otros dispositivos muy útiles (gafas, anillos, relojes inteligentes…), los terminales aún nos acompañarán muchos años.
¿Qué proceso seguimos en Telefónica con los dispositivos móviles?
Nosotros trabajamos con todos los fabricantes de la cadena de los dispositivos, para alinear su estrategia tecnológica con la nuestra, desde bastante antes que cada dispositivo sea diseñado. Sólo así podemos asegurar que va a soportar las principales tecnologías cuando sea comercializado, optimizando su funcionamiento y el uso que hace de los recursos de la red, ofreciéndole la mejor experiencia de uso a los clientes que los lleven.
Una vez seleccionados por nuestros equipos de porfolio en base a las necesidades de cada uno de nuestros mercados, los certificamos internamente en Telefónica. Es decir, los sometemos a un exhaustivo plan de pruebas para comprobar que están optimizados y que cumplen con todos los requisitos de nuestras redes: desde el soporte de las bandas de frecuencia disponibles en cada país hasta las aplicaciones que tienen que estar precargadas en cada modelo. Si detectamos algún fallo, abrimos un tiquet al fabricante para que lo resuelva cuanto antes, especialmente si se trata de un fallo crítico que impida el funcionamiento del dispositivo, pues si estos no se resuelven, el terminal no puede ser comercializado en nuestras tiendas (ni físicas, ni on-line).
Además, esta “depuración de fallos” que hacemos internamente, no sólo es válida para los modelos que finalmente comercializamos, y que llevan un software especialmente diseñado para Telefónica, sino que el fabricante suele aprovechar y corregir ese fallo también en las versiones que se venden en el “mercado libre” (supermercados o tiendas de electrónica).
Pero nuestro trabajo no acaba ahí. Una vez que el dispositivo ya se vende en nuestras tiendas, seguimos haciendo análisis y verificando que se está comportando correctamente. Por ejemplo, y dado que la base de toda comunicación es la conexión con nuestro entorno y nuestras personas queridas, uno de los parámetros que vigilamos es si fallan las llamadas; es decir, cuántas veces un cliente tiene que volver a marcar porque una llamada no conectada correctamente. Entonces, revisamos la marca y modelo de dispositivo que está usando, y analizamos lo ocurrido junto a nuestros compañeros de red y con el fabricante del terminal, para que no vuelva a ocurrir.
¿Cuál es su vida útil?
Vida útil, bastante larga, pero sí que es cierto que depende mucho del uso que la persona haga del dispositivo. En general, al principio las baterías duraban días, porque los dispositivos eran muy sencillos. Pero conforme aumenta su complejidad, ésta se va consumiendo más rápido.
Además, depende de la rapidez con la que el cliente cambie de móvil. Antes, estábamos en una media de dos años. Pero ahora los ciclos se han alargado, hasta el punto de que este mes de junio Europa, ha emitido una nueva regulación por la que obliga a los fabricantes a dar soporte a los terminales durante cinco años.
¿Qué es lo más recomendable hacer con ellos una vez que ya no tengan utilidad?
Siempre que se pueda, lo mejor es reciclarlos, pues garantizas un reaprovechamiento de las piezas que aún puedan usarse, y las que no, se eliminan correctamente. Así no sólo te libras de un bulto en un cajón “abandonado”, sino que además ayudamos a cuidar del medioambiente que nos rodea.