Huellas de cambio: tecnología en la historia humana

La tecnología engloba un conjunto de conocimientos, técnicas, métodos y procesos que se emplean para crear, diseñar y aplicar bienes y servicios, así como para resolver problemas y satisfacer necesidades. Su alcance es amplio, abarcando desde objetos físicos como dispositivos electrónicos o maquinaria, hasta los sistemas y procesos que los respaldan.

Gaspar González Jurado-Gutiérrez Seguir

Tiempo de lectura: 10 min

No se limita únicamente a la electrónica o la informática; también incluye avances en la agricultura, la medicina, la construcción, la energía y diversos campos más. En términos generales, la tecnología busca mejorar la eficiencia, la productividad y la calidad de vida mediante la aplicación del conocimiento y la innovación.

La relevancia de una tecnología se mide en su capacidad para transformar el sistema productivo. Ha habido muy pocas tecnologías capaces de generar cambios tan significativos. Cada vez que una tecnología ha modificado el sistema productivo, esto ha tenido consecuencias importantes en el modelo social.

A continuación, exploraremos las principales tecnologías que han provocado cambios disruptivos, a través de la evolución de etapas y grandes revoluciones que han dejado su marca en la historia de la humanidad.

¿Cuántas revoluciones y cambios estructurales ha experimentado la humanidad?

Al abordar el concepto de historia humana en un sentido amplio, nos encontramos con etapas clave, desde el paleolítico y neolítico hasta el mundo clásico, transitando la transición de la barbarie a la Edad Media, y finalmente, entrando en la historia moderna y contemporánea.

Surge la pregunta acerca de la división de estos períodos. ¿Es correcto limitarnos a seis, o es preferible considerar siete u ocho? La macrohistoria, en términos generales, se estructura alrededor de cinco o seis grandes etapas. Aunque podríamos adentrarnos en la historia contemporánea y analizar eventos como la Primera y Segunda Guerra Mundial, así como la Guerra Fría, estaríamos abordando eventos históricos que no impactaron de manera global en toda la humanidad. Para los países sudamericanos, por ejemplo, estos eventos no representaron cambios significativos.

Es fundamental destacar que al hablar de grandes revoluciones en la historia de la humanidad nos referimos a fenómenos globales. Nos sumergimos en olas de revoluciones y cambios estructurales que han dejado su huella en la definición de nuestra existencia como seres humanos. A diferencia de eventos más localizados, estas revoluciones son como mareas que afectan a la humanidad en su conjunto, marcando momentos cruciales que trascienden las fronteras geográficas.

Innovando para sobrevivir: el monumental avance del paleolítico

En la era paleolítica, experimentamos una revolución significativa al desarrollar, por primera vez, la tecnología para modificar la naturaleza con el fin de sobrevivir. La transformación de una simple piedra en una punta de flecha puede parecer ahora algo básico, pero en su momento fue un logro monumental. Este avance de cazar a distancia no solo marcó la mejora de la supervivencia de la especie, sino que también dio origen a la especialización en el trabajo.

Hasta ese momento, la supervivencia estaba principalmente vinculada a la habilidad para cazar y ser fuerte. Sin embargo, con la introducción de esta tecnología, surgió la posibilidad de que personas con habilidades distintas pudieran contribuir al grupo. Por ejemplo, alguien con dificultades físicas podría encontrar su lugar al ser experto en la fabricación de puntas de flecha, permitiendo que otro se especialice en la caza utilizando esas puntas. Así, la colaboración y la distribución de tareas se convirtieron en clave para la supervivencia y el progreso en esta fase crucial de la historia humana.

Innovación neolítica: transformando espacios y creando comunidades

En la era paleolítica, alteramos nuestra conexión con la naturaleza, pero en el neolítico, reconfiguramos nuestra relación con el espacio que habitamos.

En el pasado éramos nómadas, persiguiendo manadas para obtener alimentos; sin embargo, de repente, con la introducción de tecnologías como la agricultura y la ganadería, aprendimos que podíamos domesticar especies y se produjo el paso de nómada a sedentario. Estas prácticas se convirtieron en tecnologías clave, ahora, no solo compartimos tareas, sino que también dividimos el espacio y aparece el concepto de la propiedad privada.

Durante el neolítico, los seres humanos experimentaron por primera vez la necesidad de establecer acuerdos sobre la organización del espacio. Por ejemplo, en un poblado, la cabaña más grande y central, iluminada por el sol, ¿a quién pertenecerá? En algunas sociedades más cooperativas, se decidió que este espacio central sería comunitario para todos. Sin embargo, en otras sociedades más autoritarias, se asignó la cabaña central al líder, dando origen a modelos de organización autoritarios.

Esta discusión social sobre cómo distribuir el espacio dio lugar a distintos grupos humanos organizándose de maneras únicas. Así, en el paleolítico, la tecnología modificó nuestra relación con la naturaleza y las dinámicas grupales, mientras que, en el neolítico, la tecnología cambió nuestras interacciones con el espacio, impactando nuevamente en las relaciones grupales.

Hacia el futuro: innovación en las relaciones laborales

Con la Revolución Industrial, surge la industrialización y aparece el fenómeno de las ciudades, el éxodo rural y todo lo que implica. Emergieron nuevas tecnologías como el vapor, la electricidad, ferrocarril, telégrafo, el motor de explosión, etc.

De repente, la sociedad se estructuró en torno al trabajo, dejando atrás la organización basada en el espacio que caracterizaba el Neolítico. Nos adentramos en la sociedad industrial y construimos un nuevo contrato centrado en la actividad laboral.

El trabajo se masificó; ahora veinte mil, treinta mil personas podían trabajar en una misma compañía, en contraste con la época anterior, donde apenas cinco artesanos laboraban en un taller. Aparecieron empresas con decenas de miles de empleados, y surgió la necesidad de industrializar las relaciones laborales. Este capítulo en las relaciones laborales no estaba previamente pactado ni consensuado de la misma manera que en el Neolítico.

Durante la Revolución Industrial, surgió la necesidad de discutir temas como la jornada laboral, el derecho a la baja laboral, la protección contra despidos injustificados, el derecho a la jubilación, condiciones laborales dignas, la erradicación del trabajo infantil y la igualdad salarial entre mujeres y hombres. La duración de la jornada laboral y otros aspectos no estaban establecidos y tuvieron que ser objeto de negociación, a menudo a través de conflictos. Fue un periodo en el que los trabajadores, por primera vez, se manifestaron mediante huelgas para exigir jornadas de trabajo más cortas, días libres y períodos de vacaciones.

Esta tendencia se repite en las revoluciones humanas: surge un conflicto, una lucha que modifica el contrato social. El resultado es una transformación del contrato social. Actualmente, el pasaporte social es el contrato de trabajo. Cuando te preguntan sobre tu vida, hablas de tu trabajo; al presentarte, mencionas tu ocupación. Incluso al solicitar un préstamo o alquilar un lugar, se busca un contrato de trabajo como garantía. Desde la Revolución Industrial hasta hoy, el contrato de trabajo ha sido la fuerza que ha ordenado nuestras vidas.

Construyendo el futuro: innovación y desafíos en la sociedad digital

Este preámbulo sirve para contaros que estamos inmersos en una de esas revoluciones que marcan la historia de los humanos: la revolución de la tecnología digital.

Como ha sucedido a lo largo de la historia, este cambio en la tecnología digital está impactando no solo en la forma en que trabajamos y producimos, sino también en los modelos sociales, los métodos de distribución laboral, los modelos de negocio, la definición de beneficio y pérdida, el concepto de margen y la necesidad de rediseñar procesos. Todo esto experimentará una profunda transformación. No se trata solo de anécdotas como las de Facebook o TikTok; lo digital está aquí para transformar multitud de aspectos de nuestras vidas.

Innovación en doble vía: transformando la producción y la transmisión del conocimiento

Existe otra característica muy importante que debemos considerar. Hasta ahora, en toda la historia de la humanidad, había coexistido una segunda línea de desarrollo evolutivo: la tecnología vinculada a los sistemas de transmisión de conocimiento. Esta línea se inició con los jeroglíficos, continuó con la escritura, avanzó con la invención de la imprenta, dio paso a la transmisión de audio, y se expandió con la llegada del cine y el vídeo.

Esta historia de los sistemas de transmisión de conocimiento ha experimentado una transformación profunda gracias a la tecnología digital. La era digital no solo ha impactado el sistema productivo, sino que también ha alterado significativamente los modos de transmitir conocimiento. Es la primera vez en la historia que una misma tecnología afecta simultáneamente a las dos líneas fundamentales de producción humana: los sistemas de producción y los sistemas de transmisión de conocimiento.

Estamos frente a un cambio radical. Todo va a ser diferente. La sociedad digital es un momento histórico que modifica la transmisión de conocimiento, el sistema productivo y la sociedad.

Transformación digital: de la industria al servicio

La irrupción de Internet ha marcado un hito en nuestras interacciones con marcas, empresas y servicios. Este cambio, lejos de ser efímero, ha llegado para quedarse, generando una transformación integral de todos nuestros procesos y demandando un rediseño radical que impactará en nuestro sistema productivo.

Digitalización en dos tiempos

La digitalización se presenta como un plato servido en dos tandas: el primero, cocinado por la industria. La transición de lo analógico a lo digital no surge de las demandas ciudadanas, sino que es la industria la que propone este cambio, motivada principalmente por la búsqueda de eficiencia y la reducción de costos.

Transformación del producto al servicio

Cuando toda la cadena de valor se somete a la digitalización, surge una transformación no prevista por la industria: el cambio de productos a servicios. En el ámbito musical, la industria inicialmente digitalizó la cadena de producción, pero los consumidores optaron por servicios como Spotify en lugar de comprar canciones individualmente. Este cambio no deseado por la industria también afectará al mundo editorial, donde ofrecer servicios de acceso a la información será crucial en la era digital.

Ejemplos de transformación

El negocio ya no se centrará únicamente en vender libros o discos; en su lugar, se orientará hacia la prestación de servicios que satisfagan las necesidades cambiantes de los consumidores. Un caso paradigmático es el Kindle, el producto más vendido en Amazon, y en general el libro electrónico. Ante la inevitabilidad de la digitalización, ¿cuándo cambiará el modelo hacia una tarifa plana que nos permita leer una amplia variedad de contenidos por una suscripción mensual?

La industria editorial enfrenta un desafío crucial: comprender que, después de la revolución digital, la venta de libros tradicionales no será suficiente. La reconversión exitosa implica ofrecer servicios de acceso a la información que se adapten a las nuevas expectativas del consumidor. Quienes no comprendan este cambio corren el riesgo de quedarse atrás en esta nueva era digital.

Navegando por la innovación: historia, cambios y futuro

Internet ha pasado por tres etapas, dos y media para ser precisos. En la primera, conocida como la Internet de las empresas, que comenzó alrededor de 1995, los particulares en España pudieron conectarse por primera vez en 1994.

Desde 1995 hasta 2005, Internet era principalmente un espacio técnico, dominado por empresas, corporaciones e instituciones. Aunque existían páginas web de periódicos, ayuntamientos o empresas, Internet estaba mayormente bajo el control de las empresas. En aquel entonces, si querías crear una página web, te dirigían al departamento de informática.

Alrededor de 2004/2005 surgió el fenómeno de los blogs y la web 2.0, marcando la llegada de la Internet de las personas, la Internet social, donde la red se llenó de personas comentando y opinando, lo que cambió las condiciones y el contexto.

Ahora nos enfrentamos a la Internet de las cosas, que se materializará cuando los objetos cotidianos se conecten a la red. La magnitud de este cambio es evidente: miles de millones de hogares conectados a la red, 4600 millones de personas con acceso y solo 1400 millones de objetos cotidianos conectados. Según Telefónica, para 2025, estas cifras aumentarán significativamente.

Generación digital: 30 años de transformación, 70 años por delante

Si la sociedad industrial tardó 250 años en desarrollarse, siendo la más reciente y rápida de la historia, ¿cuánto tiempo tomará la sociedad digital en desarrollarse? La teoría sugiere que, si la sociedad digital es el desarrollo más vertiginoso en la historia de la humanidad, podría tomar apenas 100 años para consolidarse. Sin embargo, faltan 70 años para completar ese tiempo, ya que apenas llevamos 30 años desde que empezamos en 1993. La sociedad digital acaba de comenzar, aún estamos construyendo las primeras infraestructuras, colocando sensores en las cosas, descubriendo nuevas capacidades de generar datos y montando el cableado de lo que debe ser una sociedad digital.

Apenas llevamos 20-25 años en este proceso bastante acelerado, pero aún nos faltan 70-75 años. Somos la primera generación de la revolución digital. Vosotros con 23 años, no viviréis lo suficiente para ver esta sociedad digital completamente desarrollada. Seréis testigos de la transición hacia una sociedad digital y tenéis el papel crucial de influir y contribuir a cómo tomará forma este cambio.

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