La digitalización y la IA han dejado de ser tendencias para convertirse en una realidad estructural. Según el Foro Económico Mundial (2023), el 44% de las competencias actuales se verán modificadas en los próximos cinco años. La OCDE (2024) advierte que la obsolescencia de habilidades ocurre en ciclos cada vez más cortos, lo que obliga a las empresas a adoptar modelos de upskilling y reskilling permanentes.
Las organizaciones más innovadoras, de acuerdo con la OCDE, son aquellas que integran el aprendizaje continuo en su cultura corporativa, fomentando la capacidad de adaptación como un valor estratégico
Las investigaciones coinciden en que la adaptabilidad, la resiliencia y la learnability (capacidad de aprender de forma continua) se han convertido en ventajas competitivas esenciales. De forma paralela, la fluidez en IA y la alfabetización digital representan un nuevo estándar de empleabilidad. En este sentido, los informes de Udemy Business 2026 destacan un crecimiento exponencial en la demanda de formación en IA y en habilidades adaptativas como el pensamiento crítico, la toma de decisiones y la inteligencia emocional.
En definitiva, el futuro del trabajo no dependerá únicamente del dominio tecnológico, sino de la capacidad de las personas y las organizaciones para integrar estratégicamente lo humano y lo digital mediante aprendizaje inmersivo, liderazgo ético y cultura de innovación.
Adaptación y habilidades adaptativas: la nueva ventaja competitiva
La adaptabilidad ya no es un rasgo deseable, sino un requisito de supervivencia profesional. Consultoras como Hays (2024) y ManpowerGroup (2023) señalan que las power skills superan a las habilidades técnicas en valor percibido por los empleadores, precisamente por su impacto en la gestión del cambio.
El Informe Udemy Business 2026 aporta evidencia sólida:
- Crecimiento del 38% en el aprendizaje sobre toma de decisiones.
- Aumento del 37% en la formación sobre pensamiento crítico.
- Profesionales resilientes y adaptables son 3,8 veces más innovadores (McKinsey, 2025).
La adaptabilidad se convierte así en una habilidad transversal y organizativa, que permite mantener la productividad y la relevancia en entornos inciertos.
El aprendizaje continuo y el modelo de aprendizaje inmersivo
La learnability es identificada por el FEM y PwC como la competencia central de la era digital. No obstante, el aprendizaje debe evolucionar hacia formatos inmersivos, integrados en los flujos de trabajo.
- Según un estudio de Carnegie Mellon University (2024), el aprendizaje basado en la práctica multiplica por tres la eficacia en comparación con la instrucción exclusivamente teórica.
- Udemy Business 2026 destaca que más de 950 simulaciones de role play fueron creadas en apenas tres meses por sus clientes corporativos, con el fin de entrenar habilidades adaptativas en situaciones reales.
- Empresas como Prodapt lograron que el 90% de su plantilla adquiriera fundamentos de IA generativa gracias a un modelo de aprendizaje integrado en el puesto de trabajo.
El aprendizaje, por tanto, deja de ser un evento aislado para convertirse en un proceso continuo y contextualizado.
Habilidades del futuro: fluidez en IA y power skills
El futuro del trabajo exige una combinación equilibrada entre capacidades humanas y digitales.
La fluidez en IA
El informe de Udemy 2026 define la «fluidez en IA» como la capacidad de comprender, experimentar e integrar la IA en los procesos de trabajo, más allá de un uso instrumental. Propone tres niveles:
- Alfabetización básica en IA para toda la plantilla.
- Integración de IA en roles específicos para aumentar la productividad.
- IA agéntica que, bajo supervisión humana, rediseña procesos de negocio.
Los datos confirman una explosión de demanda:
- +3.400% en formación sobre Microsoft Copilot.
- +13.534% en aprendizaje de GitHub Copilot.
- Más de 10 inscripciones por minuto en cursos de GenAI en Udemy.
Power Skills: el factor humano insustituible
El Foro Económico Mundial y LinkedIn Learning señalan como prioritarias estas 5
Pensamiento analítico y crítico
En un mundo saturado de datos, el verdadero valor no está en la cantidad de información, sino en la capacidad de interpretarla, cuestionarla y tomar decisiones fundamentadas. La IA ofrece recomendaciones, pero son las personas quienes deben evaluar sesgos, riesgos y consecuencias. El pensamiento crítico se convierte en el filtro que evita depender ciegamente de algoritmos y permite tomar decisiones más éticas y estratégicas.
Creatividad e innovación
La automatización libera tiempo y recursos, pero es la creatividad humana la que impulsa la diferenciación y la creación de valor. La IA puede sugerir ideas, generar borradores o inspirar, pero solo la persona es capaz de conectar emociones, cultura y propósito para transformar esas ideas en proyectos innovadores. En este contexto, la innovación no se limita a productos o servicios, también abarca procesos, modelos de negocio y formas de colaboración.
Comunicación efectiva
La globalización y la digitalización han multiplicado los canales de interacción. Sin embargo, el reto no es comunicarse más, sino comunicarse mejor. La comunicación efectiva implica claridad, empatía y adaptación al interlocutor, algo que ni siquiera la IA más avanzada puede reemplazar por completo. Los líderes y profesionales que logren transmitir mensajes con impacto, tanto en entornos presenciales como virtuales, tendrán una ventaja competitiva decisiva.
Resiliencia y gestión del cambio
La velocidad con que la tecnología evoluciona exige una capacidad constante de adaptación. La resiliencia ya no es solo soportar la adversidad, sino aprender y crecer en medio de la incertidumbre. En un mercado en el que los roles profesionales se redefinen con rapidez, quienes gestionen el cambio con flexibilidad y visión serán capaces de reinventarse y mantener su relevancia.
Liderazgo ético y colaborativo
La IA plantea dilemas éticos en torno al uso de datos, la privacidad o la sustitución de empleos. Por ello, las organizaciones necesitan líderes capaces de equilibrar innovación con responsabilidad, priorizando la transparencia y el impacto social. El liderazgo del futuro será menos jerárquico y más colaborativo, basado en la construcción de equipos diversos que combinen talento humano y tecnológico.
En conclusión, el mercado laboral atraviesa un proceso de transformación radical, en el que muchas competencias se vuelven obsoletas con gran rapidez. En este escenario, la adaptabilidad y la learnability —la capacidad de aprender de forma continua— se consolidan como los principales factores de empleabilidad sostenible. El aprendizaje inmersivo, integrado directamente en el flujo de trabajo, se presenta como la estrategia más eficaz para consolidar competencias en contextos reales. Al mismo tiempo, la fluidez en inteligencia artificial se convertirá en un estándar imprescindible: ya no basta con utilizar herramientas, es necesario comprenderlas y gestionarlas de manera ética. En este entorno de automatización creciente, las power skills siguen siendo el factor humano diferencial que permite liderar con impacto. En definitiva, la empleabilidad del futuro se garantizará a partir de un equilibrio estratégico entre lo humano y lo digital, acompañado de un liderazgo ético y una sólida cultura de aprendizaje continuo.
“El futuro no es un lugar al que vamos, es un lugar que estamos construyendo. Y la mejor manera de predecirlo es crearlo” (Peter Drucker).








