¿Cómo definirías el Identity & Access Management (IAM) o gestión de identidades y acceso?
La gestión de identidades y accesos es una de las piezas clave dentro de la ciberseguridad. Básicamente, se encarga de controlar quién puede entrar, a qué puede acceder y con qué nivel de permisos, todo dentro de una organización. Su función es proteger las “puertas” por las que los usuarios y/o empleados acceden a los sistemas y datos más sensibles.
En un mundo donde los ataques informáticos son cada vez más sofisticados, contar con una buena estrategia de IAM no es opcional, es una capa de defensa prácticamente imprescindible.
¿Cuáles son sus componentes clave?
Las vertientes clave de IAM son las siguientes:
- Gestión de la identidad. Se centra en crear, mantener y eliminar las identidades digitales de los empleados y usuarios. Es decir, gestionar el “quién es quién” dentro de la empresa.
- Gestión del acceso. Define qué puede hacer cada usuario, a qué sistemas puede entrar y en qué condiciones. Aquí entran en juego aspectos como los permisos, los roles y las políticas que apliquen.
- Gestión del acceso privilegiado. Protege las cuentas con mayores permisos (administradores principalmente), ya que son las más valiosas para los atacantes.
- Gobierno de la identidad. Se encarga de revisar y auditar los accesos para asegurarse de que cada usuario tiene los permisos que realmente necesita, aplicando el principio de mínimo privilegio.
¿Qué beneficios aporta?
Implementar una herramienta de IAM aporta ventajas tanto a nivel técnico como de administración:
- Facilita la administración de usuarios y accesos, reduciendo considerablemente la carga de trabajo del equipo de IT.
- Aumenta la seguridad, evitando accesos indebidos o fugas de información.
- Ayuda a cumplir normativas y auditorías.
- Mejora la experiencia de los empleados, gracias a mecanismos como el inicio de sesión único (SSO) o los segundos factores de autenticación.
¿Por qué es tan importante?
Los accesos son la puerta de entrada a toda la infraestructura digital de una empresa. Si esas “puertas” no están bien protegidas (por ejemplo, con contraseñas débiles o sin un segundo factor de autenticación), un atacante puede aprovecharlo para infiltrarse y robar información.
Un buen sistema de IAM actúa como esa cerradura que no solo impide accesos ilícitos, sino que además se adelanta y detecta comportamientos extraños, pudiendo bloquearlos a tiempo.
¿Qué relación tiene con la ciberseguridad?
La gestión de identidades y accesos es uno de los pilares de la ciberseguridad. No sirve de nada tener un firewall o un antivirus si cualquiera puede entrar con unas credenciales poco seguras o comprometidas. Controlar quién accede, desde dónde y con qué permisos es la base para securizar cualquier compañía.
¿Qué perfiles profesionales se dedican a esta materia?
El tipo de perfil que trabaja en esta rama de la ciberseguridad suele tener un perfil técnico y analítico, con formación en informática, redes o seguridad. Y más allá de lo técnico, se valora mucho lo que se conoce como “Soft Skills”: capacidad de análisis, la atención al detalle y el pensamiento crítico, porque gran parte del trabajo consiste en anticipar riesgos y prevenir errores humanos.
¿Qué papel puede jugar el desarrollo de las nuevas tecnologías en el IAM?
La IA puede ser una muy buena baza en IAM. El detectar comportamientos anómalos en los usuarios es esencial para detectar suplantación de identidad de usuarios. Con la inteligencia artificial se podrán detectar patrones de comportamiento, permitiendo mitigarlos antes de que suceda algo peor.









