La televisión sigue siendo uno de los puntos de encuentro universales, y por eso es clave que los servicios estén preparados para ofrecer experiencias accesibles a todas las personas.
Hoy, en el sector de la televisión, comienzan a verse avances en materia de accesibilidad como: accesos más claros a tecnologías asistivas, navegaciones más intuitivas, un lenguaje vocal más natural en el caso de los lectores de pantalla —como si un compañero guiara la exploración— y cierta personalización en la experiencia. Son pasos valiosos, pero todavía insuficientes.
El verdadero reto no está solo en cumplir con lo que marca la normativa, sino en ir más allá: abrir nuevas ventanas hacia experiencias más inclusivas que nos permitan imaginar un futuro realmente innovador para todas las personas. Esto implica pensar en servicios accesibles desde el minuto cero —desde que una persona descubre el producto hasta cada interacción que realiza con él, en cualquier dispositivo— y diseñar experiencias coherentes en todas sus dimensiones: interacción, arquitectura, contenidos y personalización. Solo así la televisión podrá elevarse a un estándar de excelencia compartido por todas las personas.
Los retos de la accesibilidad en televisión
Cuando hablamos de televisión, hablamos de una interfaz y navegación muy diferentes a una web o aplicación y esto requiere un enfoque diferente a la hora de pensar en su concepción y abordaje.
La Normativa Europea ya establece que un servicio debe ser capaz de usarse sin visión, sin audición, sin habla, sin destreza manual y siendo comprensible para personas con diversidad cognitiva. Esto se traduce en subtítulos y descripciones de calidad, audiodescripción bien integrada, controles que no dependan de la precisión, interfaces claras para todas las edades y contenidos que no supongan riesgos para la salud, como episodios de epilepsia fotosensible, entre otros.
En televisión, además, no hay estructuras de navegación tan claras como un sitemap en web o un rotor en apps. Por eso el reto es dar más contexto sin abrumar, generando un narrador que acompañe al usuario paso a paso y que este pueda personalizarse. Al mismo tiempo, la experiencia debe ser consistente, capaz de empezar en otro dispositivo y continuar en la tele con la misma fluidez.
En definitiva, la accesibilidad en televisión no se limita a un aspecto concreto: abarca todos los frentes para asegurar que el servicio sea seguro, comprensible y usable desde el minuto cero, y que se sostenga como un producto de máxima calidad para todas las personas.
Desde mi experiencia, la accesibilidad en televisión exige trabajar con una mirada de conjunto que va de lo más amplio a lo más minucioso. Todo empieza con una visión de futuro: hacia dónde queremos llevar el servicio y cómo imaginamos que debe ser la experiencia de entretenimiento inclusiva. Esa visión se traduce en recorridos de usuario claros, en pantallas que guían con naturalidad y en componentes diseñados al detalle, que encajan como piezas de un puzle. Solo así se construyen servicios más estables y coherentes, capaces de responder a la diversidad real de quienes los usan, desde las primeras interacciones hasta el nivel más atómico de diseño.
El impacto de la accesibilidad en televisión
Como diseñadora siempre he tenido claro que el diseño no es solo una herramienta para crear productos, sino para transformar experiencias y abrir espacios de integración. Los temas de inclusión, de ética y de visión sistémica han estado siempre en el centro de mi trabajo, tanto en mi carrera profesional como en mi labor de divulgación y docencia.
La televisión, en ese sentido, tiene una dimensión única: es punto de reunión, conversación social, compañía íntima en familia o entre amigos. Incluso cuando se consume en soledad, es una ventana de comunicación, diversión e información. Por eso, hacerla accesible no es un detalle técnico, es asegurar que ese espacio compartido sea justo e igualitario para todas las personas.
Cuando la accesibilidad se integra en la televisión, no solo mejora la experiencia, también amplía quién puede participar de ella. Para muchas personas, la televisión es la ventana principal al ocio, la cultura o la información. Si un servicio no es accesible, esa puerta se cierra de golpe.
La inclusión en televisión significa que una persona sin visión pueda recorrer un menú y elegir una serie, que alguien con movilidad reducida pueda manejar el mando sin precisión milimétrica, o que quien no oye pueda seguir un programa gracias a subtítulos claros y bien sincronizados. Son situaciones cotidianas que marcan la diferencia entre estar dentro o quedar fuera.
Pero el impacto va más allá de lo funcional. Garantizar la accesibilidad es asegurar que todas las personas puedan formar parte de esa conversación social y compartir esos momentos colectivos que siguen marcando nuestra vida cotidiana.
Además, diseñar para la diversidad no fragmenta la experiencia: la hace más fluida para todos. Una guía vocal más natural beneficia a quien usa un lector de pantalla, pero también aporta claridad a cualquier usuario en un entorno complejo. Una navegación más coherente ayuda a personas con diversidad cognitiva, pero también a quienes llegan cansados al final del día y quieren encontrar algo rápido.
La accesibilidad en televisión es asegurar que un medio universal siga siendo realmente de todas las personas.
La personalización inclusiva y ahora con inteligencia artificial
La accesibilidad en televisión abre también la puerta a la personalización. No porque existan perfiles “accesibles” frente a otros que no lo son —esa división nunca debería existir, sino porque no hay dos personas iguales ni dos contextos de uso idénticos. Todo servicio debe estar preparado para adaptarse a cada persona usuaria.
Las configuraciones que hoy permiten ajustar el ritmo de lectura o priorizar cierta información son solo el comienzo. La inteligencia artificial añadirá nuevas posibilidades de personalización, siempre complementando la investigación con usuarios reales, nunca sustituyéndola. Su valor está en ayudarnos a explorar escenarios intermedios que nos permitan diseñar servicios más flexibles en todo el ecosistema audiovisual.
La inteligencia artificial nunca sustituirá las investigaciones con usuarios reales, pero puede ayudarnos a explorar esos puntos intermedios que hoy no alcanzamos y que abren nuevas formas de diseñar.
Una estrategia de largo plazo hacia un futuro inclusivo
El camino de la accesibilidad en televisión es todavía joven y está en constante evolución. En este contexto, nuestra responsabilidad no es conformarnos con ajustes mínimos, sino sostener una estrategia que integre la accesibilidad en la arquitectura de los servicios desde el inicio y la mantenga de forma coherente en todos los dispositivos.
Este enfoque nos permite diseñar experiencias cross-device, donde la televisión, el móvil y el escritorio comparten un mismo lenguaje accesible. Así, cada avance en un canal refuerza al resto y consolida un ecosistema más consistente y sólido.
La accesibilidad es, además, un compromiso estratégico: no se trata de un proyecto puntual, sino de un esfuerzo sostenido en el tiempo. Es una carrera de fondo que impulsa innovación, abre nuevas formas de interacción y garantiza que cada paso adelante construya un futuro más inclusivo.
La accesibilidad no es un ajuste aislado sino que es un camino continuo que transforma la forma en que diseñamos y el futuro que compartimos.