Sobrecarga de información: recomendaciones para evitarlas

Dificultad para coordinar, problemas en la comunicación, disminución de la memoria a corto plazo, cambios de humor, confusión, desorientación, pérdida de tiempo, decisiones pobres…. ¿Consecuencias de varios cubatas o de un exceso de información? ¿Nos emborrachamos de información?

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Alberto Alías Martín Seguir

Tiempo de lectura: 6 min

¿Tener muchos datos es lo importante?

Me viene a la memoria una escena de la película Animal Crackers ((El conflicto de los Marx), aquella joya irreverente de los hermanos Marx. El Capitán Spaulding, interpretado por Groucho, es recibido como héroe en una fiesta donde se espera que narre sus aventuras africanas. Con su habitual desparpajo, encadena datos absurdos y frases desconcertantes hasta culminar con una de sus perlas: “Una noche disparé a un elefante con mi pijama. ¿Cómo llevaba mi pijama? ¡No lo sé!”.

Esta escena cómica, nos recuerda que la acumulación de datos no siempre se presenta con sentido. A veces, como Spaulding, disparamos cifras y hechos con la esperanza de impresionar, sin preguntarnos si realmente estamos comunicando algo. Sin embargo, nos entretiene. Nos seduce. Porque el exceso de información, como el humor de Groucho, tiene el poder de mantenernos atentos, aunque no siempre nos lleve a comprenderlos y tomar decisiones de valor.

¿A qué llamamos sobrecarga de información?

Este es un tema antiguo, aunque hoy, en la era digital, lo escuchamos con más insistencia. Cuando pasamos de la transmisión oral a la escrita, ya hubo pensadores como Séneca que auguraban un aumento de las distracciones por el exceso de libros.

El papel ha cedido su trono a los distintos modelos de almacenamiento digital; Discos duros HHD, SSD, NVMe, almacenamiento en la nube, SDS, SAN, NAS, DAS… Un mercado valorado en 255,29 mil millones de USD en 2025 y que, alimentado por nuestra voracidad de almacenar y recordar, se estima que crecerá con tasas del 17,2 % según Fortune Business Insights

La paradoja es conmovedora: si quisiéramos guardar todo el saber de la Biblioteca de Alejandría, bastaría con una pequeña memoria USB.

En 2011, la revista Science publicó un estudio de la capacidad de almacenar información. Eric Schmidt afirmaba que la información generada hasta 2003 eran 5 exabytes, cifra que en 2011 se generaba en dos días. En 2025, se proyecta que se crearán casi 500 exabytes… cada día.

En Wordmeter tenemos un ejemplo de la rapidez con la que se genera información y en las infografías “data nerver sleep” de DOMO podemos ver detalles de los datos generados. ¿cuánto de esa información necesitamos? ¿Cuánto nos ayuda a tomar buenas decisiones?

¿Qué dice la ciencia?

El psicólogo cognitivo, George Armitage Miller estudió la memoria de trabajo y propuso que solamente somos capaces de procesar 7 + – 2 bloques de información (Chunks) a la vez. Más allá de ese umbral, aparece la confusión y nuestras decisiones se vuelven pobres.

EL psicólogo conductista Stanley Millgram utilizó también el concepto de sobrecarga de información para explicar el efecto espectador, las personas pueden bloquearse ante un evento si tienen sobrecarga de estímulos como puede ser la presencia de otras personas a la vez o el aumento de datos del evento. El efecto final es una falta de empatía, una parálisis por el análisis y una delegación de responsabilidad con ausencia de acción.

También se ha estudiado que el tiempo en la toma de decisiones aumenta y las empobrece con respecto a la cantidad de posibles elecciones, la llamada ley de Hick-Hyman, psicólogos que lo tradujeron en una fórmula y aseguraron que su relación es logarítmica. Esta ley guía hoy el diseño de interfaces, donde cada clic debe ser intuitivo, cada decisión, sencilla.

¿Qué hace nuestro cerebro con el exceso y la sobrecarga? ¿qué problemas genera?

Los estudios del consumo continuado y excesivo de sustancias adictivas, como el alcohol, han demostrado que se produce en nuestro cerebro una desensibilización de receptores celulares llamados GABA y un incremento en la regulación de receptores NMDA, produciendo una neuroadaptación de sustancias adictivas y generando tolerancia, dependencia y síndrome de abstinencia.

¿Y con relación al exceso y la sobrecarga de información?

El lóbulo prefrontal es el encargado del control de la atención y toma de decisiones. Cuando éste se satura con sobrecarga de información, se genera fatiga cognitiva y falta de atención.

Diversos estudios llegan a la conclusión de que la sobrecarga de información activa el eje hipotalámico-hipofisiario-adrenal, elevando niveles de cortisol, la hormona del estrés. Lo que se traduce en sensación de agobio, ansiedad, compromete la relajación y el descanso, e incrementa la rumiación de pensamientos negativos.

¿Cómo gestionar la sobrecarga de información?

…No hay ninguna cura a la sobrecarga de información, la información genera información como los pensamientos generan otros pensamientos y las respuestas continúan con más preguntas” (S.D. Neill 1992, p117)

Siendo conscientes que no es viable tratar de forma voluminosa cualquier información que nos llega, vamos a hacer como Sancho Panza con Don Quijote para convencerle que no ve gigantes, sino molinos de viento y tiraremos de sabiduría popular para explicar tres estrategias de cómo afrontar la sobrecarga de información:

Elegir y evitar: Lo que algunos psicólogos llaman exposición selectiva y retirada de información.

Según dice el refrán…:

“Dejar correr el agua que no vas a beber”

“Tirar el agua sucia con el niño dentro”

“Mucho ruido y pocas nueces.”

Elegir y limitar fuentes a considerar y centrarse únicamente en la información que coincida con el conocimiento necesario. Determinar si hay calidad en el dato y cuando se debe revisar o desechar. Si no analizamos lo que puede ser útil e importante, corremos el riesgo de descartarlo todo.

Filtrar: Es necesario seleccionar solamente lo relevante.

Dicen por ahí…:

“Separa el grano de la paja”

“No todo lo que brilla es oro”

“Cada cosa en su lugar”

Hay que separar lo importante de lo que no lo es. Las apariencias nos pueden engañar y mostrar datos erróneos. Cuidado con los deepfakes y noticias falsas. Tenemos que descartar cualquier información errónea o no relevante. No dejarse llevar por lo que parece atractivo sin tener un espíritu crítico.

Saber parar; “Satisficing”: Enfocarte en lo “suficientemente bueno”.

Como suele decirse…:

“Los árboles no te dejan ver el bosque.”

“Lo perfecto es enemigo de lo bueno” (Voltaire)

“El que mucho abarca, poco aprieta”

Tenemos que ver el contexto, no obsesionarnos con los detalles. Tener perspectiva y visión global. Saber desconectar para no caer en el FOMO (Temor a perderse algo). Pongamos en el plato la comida que podemos comer. Hay que quedarse satisfechos y evitar los empachos.

Conclusión

Un buen líder digital debe gestionar la sobrecarga de información, y si no lo hace bien, cualquier proyecto podrá convertirse en una comedia absurda, digna de los hermanos Marx.

La información de la que debemos disponer debe ser suficiente y no más de la que podamos procesar.

La sobrecarga no se mide solo en cantidad, sino en la variedad, la complejidad, la cantidad de ruido. En una maraña de datos contradictorios y confusos, la atención se dispersa y la acción se diluye.

La información útil no es la que abunda, sino la que se comprende. No basta con acumular cifras y opciones, también hay que desarrollar estrategias conscientes y equilibradas para consumir y entender la información; elegir, evitar, filtrar y parar de buscar cuando tenemos lo que queremos.

Y quizá, en esa decisión, esté una de las claves para liderar, para tomar mejores decisiones y para cuidar de tu propia salud y la de los equipos.

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