El camino de digitalización iniciado por nuestras sociedades no tiene precedentes y es cuatro veces más importante de lo que supuso la revolución industrial
La transformación digital de los hogares y las empresas ya no es algo en fase de discusión, se ha convertido en pura necesidad. Los avances digitales han evitado, durante los pasados meses de confinamiento global, que el parón social y empresarial causara un auténtico caos.
Desde esta perspectiva, lo que se impone es diseñar un futuro adaptado a las nuevas necesidades sociales y empresariales. Hablamos de procesos, de legislación y, sobre todo, de conectividad.
Algo vital para seguir adelante en el camino hacia una mayor productividad de las empresas, de cualquier tamaño, y en una mejora en la calidad del empleo.
2030, la década prodigiosa
Según los datos disponibles, la transformación digital del tejido empresarial permitiría aumentar el producto interior bruto (PIB) de España entre 1,5 y 2,5 p.p. anuales hasta 2025 e incrementar la productividad de las pymes entre un 15% y un 25%.
En concreto, según datos facilitados por Telefónica, las empresas ya digitalizadas han aumentado su productividad o sus ventas en niveles superiores al 10%.
También se espera que para finales de 2025 la red 5G tenga 2.600 millones de suscriptores a nivel mundial, según Tendencias Digitales (2020) algo que potenciará esa transición digital de empresas y familias.
La Comisión Europea ha declarado 2030 como la década digital, el momento idóneo para que las empresas se concentren en la transformación del modelo de negocio. Y es que en los próximos años vamos a vivir uno de los mayores retos de nuestra sociedad: la transformación digital del tejido empresarial.
El reto
La transformación digital es un proceso revolucionario dentro de la empresa, ya que significa cambios muy relevantes en aspectos culturales y organizativos cara a cambiar la organización.
Por la experiencia acelerada vivida en el tiempo de pandemia, se puede decir que va más allá de lo tecnológico para entrar al núcleo central de cada compañía: su modelo de negocio.
Y este es precisamente el gran desafío, ya que supone necesariamente repensar aspectos que han sido claves e incluso considerados inamovibles, por tanto, muy difíciles de asumir si no existe una cultura del cambio adecuada.
Por este motivo, las organizaciones deben impulsar un cambio en sus modelos de negocio, así como la transformación de los puestos de trabajo hacia perfiles con capacidad de adaptación en un mundo ubicuo.
Se hace necesario el desarrollo de nuevas habilidades digitales apoyadas en el aprendizaje continuo para que, con tecnologías adecuadas y conocimientos digitales, no solo se pueda responder a las próximas tendencias sino gestionarlas para estar a la vanguardia de los cambios.
Herramientas necesarias
En este contexto hay que valorar el impacto no solo de la mentalidad, sino también de las herramientas disponibles. Como destacó la eurodiputada Pilar del Castillo en el debate organizado por el European Internet Forum (EIF) y GSMA, en la pasada edición del Mobile World Congress de Barcelona, «la conectividad ha sido el hilo conductor que ha sostenido las tecnologías digitales que, a su vez, han permitido satisfacer muchas de nuestras necesidades durante la peor parte de la crisis. La pandemia ha puesto así de manifiesto la necesidad de acelerar nuestro proceso de digitalización’.
La conectividad es una condición previa para que la industria fortalezca su capacidad de innovar en la fabricación; para transformar los patrones de uso de energía… en definitiva, para mejorar las condiciones de vida.
Del Castillo concluyó que: “con la implementación del 5G, estamos ante un salto cuantitativo del que se va a beneficiar todo el ecosistema de tecnologías digitales”.
Conexiones 5G, la gran oportunidad
Mayor productividad, movilidad y rentabilidad. La aplicación de la tecnología 5G en las empresas ya está generando impactos positivos. Una situación que a partir de ahora solo puede mejorar gracias al impulso que ofrece para recorrer el camino de la transformación digital.
No hay un solo sector que no pueda verse beneficiado por las características de la red de última generación: mayor ancho de banda, menor latencia y más velocidad. Sin embargo, el industrial es el que ha vivido en los últimos años una mayor y más profunda transformación.
La llamada Industria 4.0 se ha visto altamente beneficiada por la irrupción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). La automoción que ha introducido la robotización en su producción; el transporte y la logística que son más eficientes gracias al análisis de tráfico o al control de las flotas; la sanidad que llega a todos los pacientes gracias a la teleasistencia, incluso la cirugía a distancia y el uso de herramientas de gestión sanitaria y hospitalaria; los servicios públicos a través del desarrollo de las smart cities, utilizando herramientas de gestión del alumbrado público, de las aguas o del tráfico, entre otras que podrían citarse.
Empresas más competitivas
La transformación de las empresas necesita un enfoque global, en el que las tecnologías digitales como el análisis de datos, seguridad, Internet de las Cosas y las plataformas abiertas, desempeñen un papel fundamental.
Y la quinta generación es la puerta de entrada al uso de innovaciones como IoT, Big Data, cloud computing, Inteligencia Artificial y realidad virtual.
La digitalización de los entornos empresariales permite generar ingresos por la creación de nuevas oportunidades y alianzas entre organizaciones, optimizar los procesos de los negocios gracias al análisis de datos que apoyan en la toma de decisiones, controlar los gastos y ahorrar costes, y ayudar a las compañías a retener el talento gracias al teletrabajo y a la posibilidad de ofrecer a sus empleados planes de formación continua.
Beneficios al alcance de todo tipo de empresas, grandes, medianas y pequeñas, de cualquier sector productivo.