Según el FEM, la inteligencia artificial implicará el desplazamiento de 92 millones de puestos de trabajo, lo cual implica un crecimiento neto de 78 millones de puestos de trabajo teniendo en cuenta los 170 que se crearán solo en los próximos 5 años.
¿Pero, por que estos datos son considerablemente menos alarmantes que lo que aparece en las noticias?
A pesar de lo “mágica” e inequívoca que aparenta ser la inteligencia artificial, esta cuenta con varias limitaciones que hacen que sea imposible que sustituya a la gran mayoría de puestos de trabajo.
La IA carece de empatía, sentido crítico y habilidades sociales
La inteligencia artificial precisamente carece de las principales habilidades que nos caracterizan a las personas. Características imprescindibles en profesiones que requieren de interacción humana como podría ser en servicios de atención al cliente, educación, dirección y gestión de equipos, o un psicólogo.
Además, la IA es incapaz de tomar decisiones medianamente complejas o resolver situaciones inesperadas sin que intervenga un humano cuando se requiere de un juicio ético o interpretar matices sociales.
Sin ir más lejos, los coches autónomos cuando se dan situaciones que implican estrellarse o atropellar a un peatón, no son capaces de tomar una decisión ética, y por ello existen plataformas como “Moral Machine” para poder entrenar a estas IA en la toma de decisiones éticas complejas.
Si es incapaz de tomar una decisión compleja en la conducción de un coche, como pretendemos que sean capaces de llevar el día a día de toma de decisiones relevantes que impliquen a personas dentro de una empresa.
La IA no es completamente fiable ni capaz de ser autónoma
A pesar de que la inteligencia artificial es capaz de analizar enormes cantidades de datos y generar predicciones sobre ellos, no está libre de errores.
Seguro que igual que yo, alguna vez os ha dado algún resultado “inventado”, incompleto o sesgado.
Esto depende mucho del entrenamiento que ha recibido la IA y puede llevar fácilmente a tomar decisiones incorrectas, o al menos, poco fiables, lo cual es incompatible con cualquier casuística en un trabajo.
La IA acelera el trabajo, pero sin sustituir el conocimiento experto
En trabajo como el de un programador, la IA puede acelerar el desarrollo sugiriendo código y detectando errores, lo cual tiene un valor impresionante.
Sin embargo, si una persona no sabe programar y solo se limitara tara a copiar y pegar las sugerencias de la inteligencia artificial, casi con total seguridad se enfrentará a problemas en su mantenimiento, calidad y seguridad.
Por este motivo, y de la misma forma en otras profesiones, es imprescindible que exista un conocimiento técnico experto que desarrolle, revise, adapte y valide todo lo que ha hecho una IA.
La IA es una herramienta que puede potenciar enormemente trabajos técnicos y no tan técnicos, pero bajo ningún concepto lo reemplaza.
La IA nos libera de tareas aburridas y repetitivas
El mejor uso para la IA es sin duda en tareas repetitivas como resumir y hacer informes.
En este caso, es especialmente útil cuando implica resumir, dar forma a un texto y hacerlo analizando grandes cantidades de datos, aun que naturalmente debemos revisar todo el contenido que nos automatice, por los mismos puntos explicados anteriormente.
Además, esto trabajos siempre son los menos gratificantes y librarnos en gran parte de ellos nos permite a los trabajadores a dedicar nuestro tiempo a tareas más importantes y ser más eficiente en nuestra jornada.
En mi opinión no cabe ninguna duda que esta es la principal ventaja del uso de herramientas de inteligencia artificial.
Conclusión
La IA puede estructurar y analizar información de forma muy eficiente, pero bajo ningún concepto reemplaza el razonamiento, juicio y razonamiento humano especialmente en decisiones que no sean puramente objetivas.
La IA no va a borrar trabajos, sino que va a transformar la forma de realizar sus tareas.
El trabajo del futuro estará caracterizado por la colaboración de las personas y las máquinas donde la IA se convertirá en un “acelerador” del trabajo, pero a su mismo tiempo dependerá de un humano para saber tomar decisiones y aplicar ese conocimiento.
Su mayor limitación es que carece de todo lo que nos hace humanos, y por ello estará siempre condenada a un segundo papel.