La conectividad es necesaria para que el mundo no pare

Durante la crisis provocada por el Covid-19, hemos visto cómo la conectividad ha mantenido el mundo en funcionamiento, no como lo conocíamos anteriormente, pero si en una nueva faceta, creando nuevos espacios digitales de contacto, trabajo, colaboración e intercambio de conocimientos y experiencias.

Durante la crisis provocada por el Covid-19, hemos visto cómo la conectividad ha mantenido el mundo en funcionamiento, no como lo conocíamos anteriormente, pero si en una nueva faceta, creando nuevos espacios digitales de contacto, trabajo, colaboración e intercambio de conocimientos y experiencias.

En los meses de confinamiento domiciliario, en pleno estado de alarma, los españoles pasaron el 47% de su tiempo conectados, según un informe elaborado por Nielsen Global Media. En aquellas semanas, además, se llegaron a registrar incrementos de tráfico de hasta un 45% en banda ancha fija, y de hasta un 25% en la móvil, así como de un 70% en voz.

Solo durante el mes de marzo de 2020, registramos un hito destacado al inicio de la pandemia, cuando se produjo un crecimiento en el tráfico de Internet en nuestra red fija (RedIP) equivalente al que se produce en todo un año en circunstancias normales, situándose en un 35%, lo que supone un 5% más que el acumulado a lo largo de 2019.

Este importante crecimiento en la demanda ha sido consecuencia de las especiales circunstancias relacionadas con la crisis sanitaria que han generalizado situaciones como el teletrabajo o la educación en línea, entre otros factores asociados al confinamiento, acelerando en pocas semanas un proceso tanto de transición tecnológica, como de adopción de la digitalización y nuevos usos de la tecnología.

Así, tanto la tecnología como la conectividad han asegurado la posibilidad de mantener el desarrollo de todas estas actividades de carácter laboral y de la vida personal, y han demostrado ser la columna vertebral de nuestra sociedad y nuestra economía, permitiendo que las limitaciones impuestas por los espacios físicos y las distancias desaparezcan.

Visión de futuro

El crecimiento en la demanda de servicios en la red supuso todo un reto, y resistir a estos picos de exigencia fue posible porque estábamos preparados. España ha sido el único país que no ha tenido problemas de conectividad gracias a la fortaleza de las redes.

Hace casi una década, en Telefónica pusimos en marcha nuestra apuesta para reforzar nuestras redes a través de una fuerte inversión realizada durante los últimos años, dedicando a esta misión más de 90 mil millones de euros desde 2012. Este trabajo previo nos ha permitido afrontar esta situación desde la mejor posición posible.

Hemos desarrollado una Red capaz de garantizar la continuidad del servicio ante caídas de enlaces, y absorber picos puntuales de tráfico en aquellos servicios que pueden sufrir bruscas subidas de demanda por determinados eventos como retransmisiones deportivas, estrenos de series, o momentos críticos e inesperados como los que hemos vivido por la crisis sanitaria.

Además, hemos superado los objetivos fijados para el despliegue 5G en España, antes de final de 2020, con más de 1200 poblaciones, lo que supone dar cobertura al 76% de la población del país, y hemos mejorado las previsiones marcadas, que situaban la disponibilidad en un 75% de la población y 921 poblaciones de toda España para finales de 2020.

Un único espacio digital

Con este impulso en la cobertura 5G en nuestro país, no solo hemos llevado esta tecnología a poblaciones grandes de más de 250.000 habitantes. También a otras más pequeñas, de menos de 1.000, incluso algunas por debajo de los 150 habitantes, como por ejemplo Navatejares en Ávila con 55 habitantes según el INE de 2019 o Savallá del Comtat en Tarragona con 58 habitantes.

Pero el trabajo no ha terminado aquí. Debemos seguir fortaleciendo las redes e invirtiendo para que la conectividad siga creciendo, manteniendo las zonas rurales unidas en estos nuevos espacios digitales, y evitando así que la llamada España vacía siga creciendo.

Durante estos meses la conectividad ha sido imprescindible para mantener a las personas, empresas, Administraciones públicas y al sistema sanitario en funcionamiento, sin importar dónde estaban. Tenemos que seguir avanzando en la implantación y desarrollo de la red para que nadie quede atrás, y para que la brecha social no aumente de una manera crítica e irreversible.

La digitalización y la conectividad van a ser claves para la recuperación económica y van a permitir que los negocios puedan establecerse en movilidad, en cualquier parte del país y del planeta.


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